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L u i s W e i n s t e i n *
Durmió largos años. De ser normal, habrá soñado muchísimo. Sin embargo, no lo sabemos porque, al despertar, en vez de contar los sueños que recordaba, los empezó a vivir, muy en confianza.
Hay que suponer que llegó a ser muy grande el desorden que hicimos como para llegar a despertar a la naturaleza.
El opio de las palabras
Desgrana la videncia
Quiso guardar todas las sonrisas
Y ya nadie confió en sus lágrimas
Todavía intenta juntar los dos árboles prohibidos
Sin dar con el espejo apropiado para sí
En su testarudez
Cuida de mantener la muerte con llave
Moviendo en deleite las alas
Dejó de escuchar al infinito
Su mirada pálida
Construía muros de dolor ante el asombro
Débil de asombro,
Creyó mortal al color azul
Ofendió a la vida
Olvidando a la nada
Intentando vadear el encuentro
Se prodigó en pequeños asombros
Quería tomar el tiempo con la mano desnuda
Dejó de soñarlo la eternidad
No pudo cicatrizar la nostalgia
Las flores nunca pasaron del botón
Puso sin pudor la escalera más abajo del ser
Todas las lenguas convergieron hacia la letra o
Levantó el mar suavemente hacia el cielo
Los hechos de todos colores cantaron la letra y
Quiso más certeza que la noche
Ella sólo le guiñó una estrella.
Confiado, conectó su corazón con los gestos de la luna
Maduro, el sol lo protegió del lado oculto
Creía beber savia del universo,
Pero dejaba escurrir las preguntas
Inscribió la propiedad sobre almas ajenas
Se sobresaltó al constatar la comunidad de mundo
Puso al instante en un insectario:
Voló acompañado de las mariposas
Cada vez que se vestía de alguna emoción
Alguien delataba que estaba desnudo
Pretendía ser indiferente a las sincronías:
No pudo entender la relación con su cuerpo
Llegó a la cima del deber:
Se extrañó de las alturas innombrables en el horizonte
Pretendía ordenar piedras, nubes y fechas
Con un deseo turbio, alucinante
Navegaba incansable en pos de la magia
Aquella con que construyó su embarcación
Venía cabalgando, confiado, en su sombra
No la vio galopar el laberinto de los sueños
Era leal con la religión de las cosas
Su luz obscurecía su sed de profundidad
Con lamentable olvido de su condición de huésped
Criticó torpemente la vida de la tierra
Empeñado en cortar una rebanada de amor
Perdió la mirada que habría cambiado su vida
Esmerándose en definir la vida en son de crisálida,
No sentía el dolor del infinito
Angustiado, soñaba con exámenes
Ajeno, no reconocía ser quien examinaba.
Espirituales y sociales
Los espirituales
llegando a la cima
sólo quieren dar, pero estando lejos
no encuentran al otro
Los sociales en el valle
dan a diario
sin llegar al fondo del otro.
* Poeta, ensayista, educador comunitario, médico especializado en salud mental.
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