jueves, 4 de agosto de 2011

Fraternizar con Bolivia: ni tongos ni pongos

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E s t e b a n   T e o   V a l e n z u e l a *
 
Xul Solar: “País”

Conocida la enorme asimetría militar entre Chile y Bolivia, fue muy desafortunada la expresión de Andrés Allamand, el Ministro de Defensa de Chile,  sugiriendo uso de la fuerza ante una declaración boliviana de cansancio por no tener respuestas a su petición de solución marítima. Hay que cuidarse de políticos ambiciosos que se han inventado conflictos para figurar en las encuestas que le son esquivas, o de militares  que no trepidan en enviar una patrulla de soldados altiplánicos al desierto chileno.
Evo Morales ha dicho lo que se sabe a ciencia cierta: Bolivia tiene una definición plurinacional y pro-autonomías (Chile debería aprender), social y pacifista. Lo otro es tongo, jugarretas, cinismo, manipulación. Chile  tiene el desafío del nacionalismo cosmopolita y fraterno que practican las naciones amables; aquéllas que no temen a sus diversos internos (etnias, regiones) ni a sus vecinos externos. Más huemules que cóndores, al decir de Gabriela Mistral.
No habrá corredor bioceánico al norte de Arica porque se sabe que ningún gobernante aspira a renunciar lo que para algunos es histórico, más allá de tratados. De Pinochet a Lagos, de Bánzer a Paz Zamora, lo vivieron. Por tanto, no hay que temer a la solución viable que es un territorio concesionado al inicio, con perspectivas soberanas, en algún lugar entre Antofagasta e Iquique. El mar es un objetivo, sueño y demanda nacional en Bolivia. La fraternidad es un anhelo oculto de la mayoría de los chilenos que quieren abrazarse con los bolivianos, aunque nuestra Agencia de Cooperación Internacional sea famélica en recursos e ínfimas las becas para universitarios y líderes sociales bolivianos deseosos de conocer y tener aprendizajes en nuestra patria. Con esos encuentros entre franceses y alemanes, a juicio de los estudiosos, se cimentó lo que hoy es la Unión Europea. Más hace el rancagüino Juan Pereira con sus orquestas de jazz con jóvenes de La Paz o el poeta Andrés Ajens que lee en quechua y aymará,  que muchas instituciones de nuestra política exterior.
 Chile tiene intereses estratégicos con Bolivia: menos valles serían inundados con represas si tuviéramos gas en reservas ingentes como las de Tarija, florecería la agricultura a las orillas del Loa si se gozara de las aguas del Silala para la minería. ¿Cuál es el miedo? La sempiterna cantinela de que una “nación” se destruye si tiene un enclave de otro país, afirmación refutada por la historia: los magallánicos cruzan la Patagonia argentina para venir a Osorno o Santiago. Los argentinos pasan a Chile para poder llegar a Usuhaia. USA tiene Alaska después de Canadá. En Europa y en Sudáfrica hay pequeños estados enteros en su territorio, desde San Marino a Lesotho. La antigua Konisberg donde nació Kant al norte de Polonia, ha sido alemana, autónoma y rusa. Palestina será un Estado con dos regiones sin conexión territorial, etc.
Imaginemos un minuto –sí tan naif, dirán los escépticos y ultranacionalista– como Lennon, con un enclave boliviano que con los años creará con Iquique y Antofagasta una aún más dinámica zona de servicios, portuaria, turística y  universitaria para “las gentes del Altiplano” y “más allá”, del llamado corredor central de Sudamérica que conecta con Santa Cruz de la Sierra, Matto Grosso y la Amazonía.
Se ensancha Chile, al decir de Zurita. Se amabiliza Chile, fraterniza, crece su identidad, gana autoridad, apuesta a energías sustentables, logra un acuerdo ganador. No sirven los tongos mediáticos ni ser “pongos”, una gran palabra que usan los quechuas para referirse a los “vasallos y esclavos”. Bolivia ha avanzado; gracias a la decisión de nacionalizar y cobrar royalties justos a los hidrocarburos, el Estado  elevó de 400 a 3000 millones de dólares sus ingresos por este concepto; mayor inversión física y social, financiamiento de municipalidades y apuesta a las autonomías, donde  Bolivia encontró una fórmula de compromiso con las provincia del oriente, evitando el conflicto o las tentaciones autoritarias-centralizadoras. La dirigente quechua del MAS de Cochabamba, Felicidad Ponce, me dijo con una sonrisa, pero con voz firme: “el mar está en nuestra agenda y ya no queremos ser más pongos”. Es el momento de actuar y construir el acuerdo, fraternizar, y que Allamand y algún coronel boliviano no hagan más tongos con conatos de un conflicto imposible.


* Esteban Teo Valenzuela, Máster en Desarrollo, escritor, ex diputado.

1 comentario:

  1. Soy un peruano residente en Chile.
    También es importante que nos miremos e integremos. El pueblo chileno es amable, pero la industria de armas mantiene el conflicto.
    Viva la paz entre Chile, Perú y Bolivia...
    Sube a nacer conmigo hermano,
    como dijo Don Pablo Neruda.
    Bonito y valiente el artículo
    Desde el Barrio Meiggs

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