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L u i s W e i n s t e i n *
23. Amistad con el asombro, amistad con la verdad, amistad de verdad…
Comparto un texto donde se acercan en el misterio la amistad con el asombro con el asombro por la amistad
Hacia el asombro
(Manifiesto) (2008)
(Para que tú hagas tu propio manifiesto)
Amigas y amigos
Escuchemos
Nos habla con la piel de tantos años y estrellas, finitos e infinitos, secretos y transparencias inefables; la tez del poder, el amor, el desapego; la máscara de la pequeñas rutinas, la violencia la mediocridad, la ruindad; representa el saludo, la herida, el hallazgo, el nacimiento, la muerte.
Palpemos su voz en la mirada del pobre más desvalido, en el vagido atroz del que es forzado a matar, en el espesor de la pesadilla de quien no puede salvar a la persona amada.
Sintamos el rumor de su sonrisa cuando construimos Babel, llegamos a la luna, hundimos la humanidad en el corazón de los átomos.
Escuchemos, diáfana, la pregunta esencial.
No hay sonido, no hay luz, no hay objetos, no hay respiración, no hay cielo, no hay dolor, no hay silencio, calla la nada.
La pregunta. La conversión a la pregunta.
Asombro por ti, por el otro, por entre ti y el otro, por la vida, por el mundo, por el universo, por el ser, por el inicio, por la nada, por el amor, por el asombro.
Acosan los finitos, detrás, la paciencia, la escala de tiempo,
del infinito.
Es el tiempo del despertar. Escuchemos a través del asombro. La obra debe continuar. La casa existe, pero no es nuestra. Somos allegados. Olvidamos como llegamos aquí, pero sentimos, pálido, esencial, sin cuento alguno, presencia pura, en el fulgor del asombro, el azul de nuestra participación.
La pregunta por el ser nos interpela, nos acoge, nos llama a reconocernos parte, a militar en el misterio y la sincronía, en el hallazgo del ahora, cada mirada un grano de arena de cooperación. La tierra puede ser un lugar de demostración en el firmamento. Despertemos a la realidad de que nuestro espacio es el devolver algo del regalo del alma construyendo humanidad.
Escuchemos: la familiaridad es un juguete, la vida es sueño, dicen que el no ser no es ajeno a lo acontecido entre el fuego del origen y el juicio final.
Escuchemos como se dan la mano el asombro y el amor. Escuchemos como el guiño del misterio perfuma el mar tranquilo de ciertas miradas.
Amigas y amigas, ese es el mensaje: el misterio es la semilla de la amistad, con la amistad nos hacemos amigos del misterio El asombro es nuestro mejor amigo.
24. Los momentos altos
Instancias significativas donde se activa la amistad con la vida
Momentos altos, momentos significativos, momentos relevantes, momentos “fuertes”, “peak experiences…”
Escuchando música, admirando un crepúsculo, en el silencio de un reencuentro entre quienes se aman, en los instantes de pleno contacto de un grupo, en la profundidad de una meditación, cuando llega la seguridad de que el ser querido se ha salvado de una emergencia, una celebración de un cambio histórico, cae una tiranía, brilla una esperanza…
Tendemos a llevar con nosotros los golpes profundos, podemos dar cuenta fácil de nuestros traumas. Los momentos altos suelen olvidarse. La evolución, está más inclinada a lo reactivo, a constatar la vulnerabilidad, que a la identificación con la transformación, con los momentos, con las vivencias de sentir que fructificamos, que nos comunicamos con nuestro proyecto, que estamos en contacto,
en amistad, con la vida.
Conversaba con una señora y su hijo de catorce años. Estaban muy angustiados porque el esposo de ella y padre del joven vivía una crisis psicótica y tenía una conducta sumamente violenta. Hablamos de hechos y de emociones, de lo que se sabe y de lo que no sabemos. En un momento dado, le pregunto al joven si le quedaba alguna pregunta pendiente Me dice, con mucha entereza, quiero saber si así y todo puedo vivir con él, yo lo quiero. Sentí como contenía las lágrimas. La mamá comentó “lo quiere mucho “y él asintió con un levísimo movimiento de cabeza. Doy a entender que comprendo lo que les ocurre. Siento que desean contener su emoción. Experimentan pudor. Les ofrezco unas galletas. El joven no aceptó, con voz alta, voluntariosa y un timbre emotivo que la madre parecía seguir con una mirada de profunda comprensión. Se podía leer un mensaje compartido: el padre había estado muy violento, pero a ellos lo que les angustiaba no eran los riesgo que ellos estaban corriendo sino que él no estaba bien.
Se ponían en el lugar del otro. El otro profundamente amigo.
Llega un momento de silencio lleno de sentido. Compartimos un momento alto.
Amistad con personajes queribles, cuyo conocimiento nos ha dado momentos altos
25. Alicia y el Principito en el Planeta de la Amistad
Una visita breve
“Buenos días, dijo Alicia
“Hola”, contestó Antonio, también llamado El Principito, “lamento mucho tus idas y venidas desde tu casa, pero este planeta es muy pequeño para poder alojar a las amistades…” “Además yo tendría celos”, añadió Rosa, con una sonrisa clara. Alicia le envió un beso, mientras Antonio le servía a ella un vaso de jugo de baobab.
“Vamos al Planeta de la Amistad”, propuso Antonio.
“Lo bueno es que para ello no necesitamos movernos de aquí,” respondió Alicia, visiblemente complacida.” Concentrémonos en la meditación del multiverso y… estaremos aquí y allí… es la realidad de las posibilidades…” “Meditación de las maravillas”, dijo la Rosa, cerrando los ojos con expresión de felicidad y suave ironía, “yo los sigo desde aquí.”
Después de unos instantes, Alicia y Antonio se encontraron en el Planeta de la Amistad.
El paisaje, la realidad era nueva.
Una playa donde la arena contestaba a las olas, haciendo un dúo con el sonido del mar.
Una palmera amable dando la sombra requerida por un dentista mientras revisaba la vasta dentadura de un cocodrilo muy dócil, cooperador.
Las piernas en el agua, sin dar señales de frío, de un varón chimpancé mientras abrazaba a una mujer delfín. Los dos con ojos llorosos de emoción de amor.
Por ahí, sobre una roca una pareja humana conversando. Al ver a los dos jóvenes, los llamaron para darles una muy sincera bienvenida al planeta y ofrecerse para contestar cualquiera pregunta sobre la vida en el planeta de la Amistad.” ¿No los estamos interrumpiendo…?” Preguntó, Antonio, vacilante, pudoroso. “Estaban en algo tan íntimo”, agregó Alicia.
“En el fondo de la amistad parece encontrarse la unidad de la intimidad y el multiverso”, contestó, en tono muy abierto, la pareja del Planeta de la Amistad.
En ese instante, Antonio y Alicia sintieron que Rosa tenía sed. Agradecieron a la pareja, prometieron regresar y establecer un diálogo entre planetas.
Pronto estuvieron junto a Rosa, bebiendo jugo de baobab.
26. La amistad con el tiempo
(Ya nos dijeron que es la imagen móvil de la eternidad)
El Tiempo y la Amistad
Saludo a los cercanos al enterar setenta años
21 de Marzo del 2001
Érase una vez y la próxima vez
Y ahora,
Presencia densa, invisible, sin gravidez,
En sordina,
Partículas perfectas, infinitas, clonadas,
Esquinas de quince mil millones de años, matinales
Idénticas, sin el más leve rasguño.
Impasible, perfecto, implacable,
El discurso rítmico,
De respiración redonda,
Absolutamente olvidado de la eternidad.
Pesadillas.
A fulgurar una gran carcajada como un meteorito de antaño.
La fantasía es verlo columpiarse, darse vueltas, acariciar
A la temporalidad,
La hija discreta del ser y el no ser
El tiempo de la constancia prosigue sin mirarnos
Repitiéndose
Sin comprender nuestros deseos.
Más allá, más acá, ni siquiera indiferente a nuestras celebraciones.
Nosotros tenemos otro mundo.
Aquellas veces,
En las calles auténticas de nuestros secretos,
Al espesor del presente,
Lo escuchamos, lo presentimos, lo coloreamos.
Substancia de llanto y fruto, de flor y saudade, de arena y convicción.
Muerte abrazada al mar, amor en andas de sol.
Confianza,
Mirada entrañable buscando el tú esencial.
Germina, con entereza, en hielos, cielos y desiertos, hasta en el gris.
Pequeño, ruin, rastrero, de malezas horadadas de hastío.
Porque
Detiene las horas,
Porque
Ante ella el tiempo disimula su rubor,
Sentimos su presencia,
Su ser crujiente siempre nuevo como migas de aurora.
Ese latido espléndido de los gestos íntimos del amarillo
Cierto,
Hasta el tiempo llegará a saber quién es la verdadera festejada.
Es más antigua que el fuego de los inicios y se anticipa, niña.
A la sonrisa
De mañana.
Natural, amorosa, trascendente, tibia, sencilla, universal, azul.
Las palabras no alcanzan su cuerpo prometido y, por ahora.
La llamamos amistad.
Conversación sobre la Amistad
(10 años después)
El encuentro del Asombro, el Cuidado y la Amistad
Marzo 2011
(Enterando 20 veces 4 años)
“Yo vi en un sueño una ciudad invencible a los ataques de todo el resto de la tierra.
Soñé que era la ciudad nueva de los Amigos.
Nada en ella era más grande que la calidad del amor robusto: este superaba a todo lo demás.
Se le veía a todas horas en los actos de los hombres de aquella ciudad
Y en todas sus miradas y palabras.”
(Walt Whitman)
“Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado allí y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?”
(Coleridge)
“Una vez en que el Cuidado se dispuso a cruzar un río, vio un poco de arcilla, recogió, pensativo, algo de ese material y comenzó a darle forma. Mientras meditaba sobre lo que había hecho, se presentó Júpiter y Cuidado le pidió que le confiriera espíritu, a lo que el dios accedió de buen grado. Sin embargo, cuando Cuidado quiso dar su propio nombre a la nueva creatura, Júpiter se opuso y exigió que se le diera en cambio el suyo. Mientras el Cuidado y Júpiter disputaban, apareció la Tierra, que quiso que se le diera su nombre a la creatura, puesto que ella había suministrado el material para formar su cuerpo. Entonces, pidieron a Saturno que oficiara de árbitro y éste pronunció la siguiente decisión, que parecía justa: puesto que tú, Júpiter, le diste su espíritu, recibirás ese espíritu a la muerte de la creatura, y puesto que tú, Tierra, le diste el cuerpo, recibirás su cuerpo. Ahora, como Cuidado fue quien primero dio forma a ese cuerpo, lo poseerá mientras viva, Y como todavía disputáis sobre el nombre que haya de dársele, llámesele homo pues está hecho de humus (tierra).”
(Fábula de Higino)
Asombro, cuidado, amistad… Siento que desde el fin de los primeros cuatro años la mayoría nunca ha estado muy lejos de experimentar la emoción de asombro expresada por Coleridge, el ¿entonces, qué? Seguramente, Coleridge estaría de acuerdo en que con el interrogante radical sobre el “qué” estamos entrando al misterio, al terreno del sentimiento poético de la vida.
Desde muy temprano y hasta cualquiera juventud, desde el un cuarto por veinte al seis por veinte, se tiende a sentir un inmenso deseo de que exista la ciudad, el mundo de amigos, se experimenta alegría por la existencia de la amistad, en mi caso por contar con ustedes, por mis otras amistades.
Creo que necesitamos una cultura en que el Asombro se integre con el Cuidado para el desarrollo de la amistad en las casas, en las plazas, en las esuelas, en los centros de salud, en las ciudades, en el tránsito hacia el fin de las fronteras, en el mundo… en la apertura a las preguntas últimas y la responsabilidad por completar el regalo del ser, por avanzar hacia el homo sapiens. Asombro y cuidado: Allí hay una posible alquimia para la construcción de la democracia profunda, la ecológica, la de la unidad en la diversidad. La de la creatividad humanizadora. La de la amistad.
Trataré de transmitir algo de ese deseo en son de amistad, de dar las gracias a ustedes, las amistades que están y aquellas que no están aquí. La Amistad, o sea, esa forma de cumplir con la propuesta de Tagore: “La vida nos la dan y la agradecemos dándola”. La amistad que incluye, que cultiva, la gracia, las gracias.
27. La amistad como fuente de resiliencia
El mito y arquetipo de Hefestos (Vulcano romano)
Dicen que Hera, la muy celosa esposa de Zeus, estaba muy herida también, notoriamente, confundida. No se trataba de la ira unida al deseo irresistible de venganza tantas veces experimentado hacia las parejas de su esposo, ante la percepción de su interés por otra mujer diosa, semidiosa o humana, la consiguiente infidelidad, la evidencia de un embarazo, la inminencia del parto, la aparición del niño o la niña con mayor o menor relevancia en el Olimpo. Se trataba de una situación nueva: Había nacido una hija, un ser formado y hasta armado, de la propia cabeza de Zeus. No había por dónde encauzar la vivencia de que había sido despojada de algo muy de su identidad, de su rol, de su incumbencia. Sí, había una figura materna, Metis, pero Zeus la había, literalmente, engullido, estando embarazada, ante el temor de que de ella naciera un hijo que lo iba a destronar, siguiendo la tradición de él con Cronos y de Cronos con Urano.
Metis era la diosa de la sabiduría, por lo que la recién nacida, tan madura y segura de sí misma iba a ser …quien ella ya anticipaba, Atenea, la diosa de la sabiduría, muy cercana a Zeus, muy distinta a ella diosa temida, pero con su mundo tan limitado, tan poco feminista.
Rondaron las fantasías y pronto llegó algo como un remedo del rayo de su marido, como una iluminación, un proyecto, un camino: ella también tendría un hijo, sin violar su orientación básica hacia la fidelidad. Tendría un hijo sin participación de pareja alguna
Más allá de las posibles dudas de los doctos obstetra, Hera cumplió su propósito, fue un embarazo sin molestias, bien disimulado, y un parto tan placentero que sorprendió a su fiel ayudante Ileitas, la diosa de los partos
Se decía en el Olimpo “los dioses proponen, pero el destino dispone”. El remedio era peor que la enfermedad. El niño, su niño, era muy feo. Tocada en su ego, ciega de frustración, de una rabia que tocaba la raíz de su autoestima, sin mayor reflexión tomó al niño y lo arrojó Olimpo abajo.
El niño, de constitución fuerte, bajó, voló, del cielo a la tierra, madurando en el largo camino y cayó, finalmente, en el mar. Muy cerca estaban conversando dos habitantes de los dominios del Dios Océano, Tetis y Eurinome, quienes, solícitas, amistosas, llegaron de inmediato junto al niño, lo secaron, lo abrigaron, lo alimentaron y lo llevaron a vivir con ellas a una gruta submarina de propiedad del viejo y bondadoso Dios Nereo.
Muy pronto, el niño mostró dotes sorprendentes. Silencioso, trabajador, asombrosamente creativo, organizó un taller y empezó a forjar collares, arcos, muebles, con una facilidad inusual para la época, incluso para el ámbito que, si no era Olímpico, no dejaba de ser divino.
Era Hefestos, un dios, un dios olímpico en el exilio, en un “descielo”.
Pasaron nueve años. Tetis y Eurinome vivieron felices; Hefestos, siguió maravillosamente creativo. Un día, Hera y Tetis se encontraron. Después de los saludos de rigor, Hera se vio impulsada a hacer una pregunta sobre un broche que llevaba Tetis: ¿Es tan hermoso, quién lo hizo? Temis, insegura, quiso desviar el tema, pero Hera, como poseída por algo ajeno a su conciencia, insistió en su interrogante. Tetis terminó por compartir toda la historia de Hefestos, desde su caída al mar. La reacción de Hera fue de madre y de autoridad: “Mi hijo debe ir al Olimpo”. Su voluntad fue prestamente obedecida.
Así fue. Hera, con la complacencia de Zeus, proveyó facilidades mucho mayores que la gruta de Nereo para que su hijo trabajara con potenciación de su industriosidad y su creatividad. Hefesto desarrollaba un proyecto de vida centrado en el hacer creativo. Pasó la fronteras de la magia. Asombró a los mismos olímpicos construyendo dos asesoras de oro, capaces de realizar tareas de apoyo e, incluso, de hablar. Ideó trípodes con capacidad para moverse solos e ir y volver de las dependencias Olímpicas.
De improviso, todo se volvió negro, muy hostil y peligroso. Hera participó en un verdadero golpe de estado contra Zeus y su marido la castigó suspendiéndola en el espacio. Hefestos quiso establecer un camino de resolución de conflictos, usar su creatividad para conseguir el perdón para su madre. Fracaso absoluto, Zeus no escuchó razones, se enfureció y arrojó a Hefestos fuera del Olimpo, El dios, inmortal aunque no invulnerable, cayó, esta vez, sobre la tierra, se rompió ambas piernas y quedó discapacitado para siempre.
Zeus luego se arrepintió, lo admitió nuevamente en el Olimpo. Hefesto siguió con su trabajo que alcanzó frutos tan notables como el escudo de Aquiles, los arcos de Artemisa y de Apolo, las armas de Hércules, la hoz con que Perseo decapitó a la medusa, la corona que llevaba Ariadna en su boda con Dionisos…
Sin embargo, su vida siguió teniendo problemas. Por una parte, los dioses, elitistas, se burlaban de su dedicación al trabajo manual y, estetas, descalificaban su apariencia de cojo, feo, permanentemente sudoroso.
Por otro lado, se casó con Afrodita, según dicen por presión de su madre, a pesar de que su verdadero amor era Atenea. Afrodita le fue infiel, especialmente con Ares el menos creativo y artista de los dioses. Hefesto intentó una acercamiento apasionado a Atenea, ella lo rechazó, pero se manchó con su semen, lo lanzó a la tierra y… de allí nació Erictonio el fundador de Atenas.
La vida de Hefestos, estuvo llena de terribles sinsabores. Fue dos veces arrojado fuera del Olimpo, una vez por la madre, la otra por el padre. Engañado por su mujer, rechazado por su amada, despreciado por los pares. Sin embargo, fue un gran creador y estuvo lejos de comportarse como una víctima crónica.
Quienes lo conocieron atribuyen esa capacidad de resistir lo adverso, esa resiliencia, a la comprensión, a la bondad, a la disposición a dialogar de las personas que estuvieron con él, lo cobijaron en sus primeros 9 años, Tetis y Euronime. Dos personajes que también se beneficiaron de la experiencia de haber acogido a Hefesto, Tetis como madre de Aquiles, Eurinome como madre de las tres Gracias.
28. Cuando se junta la amistad con la confianza y la admiración
El Homenaje al Dr. Hugo Behm en la Escuela de Salud Pública.
En la mañana del viernes recién pasado se rindió un muy sentido homenaje a Hugo Behm, figura emblemático de la gran tradición de la salud pública chilena, recientemente fallecido en Costa Rica.
Se sentía su presencia, porque lo veíamos sonriente en la pantalla, porque lo asociábamos con el tenor de la guitarra y lo recitado por Alberto Maturana, porque Óscar Arteaga lo situó como un maestro, porque Giorgio Solimano entregó testimonios de su integridad y su fraternidad, porque Ingrid, su hija, nos emocionó hasta las lágrimas con su visión de hija de un padre que era maestro y era amigo, compañero entrañable, por todo lo que floreció cuando Tegualda Monreal entregó un ramo de flores a Ingrid y la hija y la colaboradora de Hugo se integraron en un gran abrazo.
Maestro por su claridad para pensar y para convertir su saber en sabiduría, al crisol de la espiritualidad y la afectividad, Hugo Behm es ya un símbolo del maestro entregado a la causa de la solidaridad, cercano, confiable, amigo.
29. La amistad suele empezar en forma sorprendente
Loreley Friedman envía, desde Dinamarca, donde reside, este testimonio de como se inició una de las amistades importantes en su vida.
“Eso que se llama la envidia
Cuando se abrió el año 1934 el primer colegio experimental de Chile, el liceo Manuel de Salas, mi mamá me puso a mis 7 años y medio, en la 4 preparatoria.
Fue el primer colegio mixto, niñas y niños. Y entre varios avances más, se suprimió, astutamente, las clases de religión, dándole al buen curita, hombre mayor, la sala de más arriba, a la que se accedía por una estrecha escala caracol.
El viejo edificio, al lado de la Plaza Ñuñoa, tenía un gran patio con árboles, castaños, que daban una sombra grata. Así en verano íbamos allí en las clases e, incluso, teníamos exámenes debajo de dichos árboles.
Yo era la mas pequeña del curso. Fui así muy regalona y cuidada por todos los demás, incluida nuestra tan querida profesora Martita Aldunate, de un porte parecido a Gabriela Mistral.
En 5ta Preparatoria entró a nuestro curso Pepita, una preciosa niña rubia, de padres italianos. Dejé, de inmediato, de ser la regalona del curso y lo fue, desde entonces, Pepita.
Yo, muy resentida, convencí a dos compañeras que no hablaran a la recién llegada. Ella, ante tan decidida actitud de nosotras tres, se puso a llorar en medio de la clase. Al preguntarle, muy preocupada, nuestra profesora, qué le ocurría, ella contó lo que pasaba. Y me señaló a mí como quien había asumido esa actitud excluyente.
Ante ello, yo me paré y dando un golpe en el suelo con mi pie, dije en voz muy alta “es que yo odio a la Pepa”.
Nuestra sabia profesora, en vez de castigarme, suspendió la clase..., nos llevó a jugar al patio donde hicimos una ronda y celebramos de la mano la amistad, que duró toda la vida, entre Pepita y yo.”
30. Asumir la amistad
Gran desafío y gran oportunidad para una vida fundada en la amistad adulta, profunda
Los tres grandes Velos
¿Quienes somos? ¿Por qué hay algo y no más bien nada? Allí están, tan antiguas como el ser humano, el encogimiento de hombros, la repetición de una respuesta no trabajada, el descanso perezoso en una confianza básica, la huída…
Son las preguntas de los niños, las propias del despuntar de algunas psicosis, las germinadas en los pensadores como Leibnitz, Schelling, Heidegger y de tantos otros de menor perfil.
El infinito acosa, nos recuerda René Char, mientras Antonio Machado se retrata como “pobre hombre en sueños siempre buscando a Dios entre la niebla .”
Con y sin fe, con y sin acceso al método científico, con y sin experiencias para normales, con y sin conciencia cósmica con o sin revelaciones, siempre hay una pregunta abierta, ineludible, más acá o más allá de la trascendencia: la pregunta por el ser.
Hay un velo, una niebla impermeable, a menudo enfrentada con negación, con indiferencia, con angustia, con resignación, con humor distractor.
Habitantes de una isla de certezas, de lo previsible, de una realidad de causalidades, de leyes naturales, de lógica, de amparo en la metodología científica, nos asomamos a otros mundos en la realidad onírica, en lo para normal, en las sincronías, en los estados alterados de conciencia, en los descubrimientos de la física cuántica. Es la constatación de nuestros límites epistemológicos, es vivir la relatividad, pero el velo, apenas rasgado, apenas provisto de un hoyo luminoso… no se descorre, no somos artesanos de lo metafísico como los somos en lo físico.
Debajo del gran velo del ser, en el mundo, entre los humanos, tenemos otros velos. En lo fundamental, para los fines del sentido de la vida, el velo del misterio de nosotros mismos y el de la inaccesibilidad del otro en la intimidad de su ser.
Tenemos un velo en nosotros mismos. Sabemos hacer un curriculum consensual, pero ese no incluye el dato básico, quienes somos… Manejamos muchos datos y nos queda dando vueltas lo lamentado por T S Elior: “Cuánta sabiduría perdemos con el conocimiento, cuánto conocimiento perdemos con la información.” No sólo no llegamos a atravesar las fronteras de nuestro propìo misterio, el velo, el misterio de nuestro ser. Tampoco nos conocemos hasta realmente poseernos, dentro de nuestro territorio de certezas. Somos una isla conciente en un mar de inconciencia. Está lo que no intentamos o podemos asumir, recordar, integrar… El velo al encuentro con la realidad personal… a nuestra escala, la realidad de lo que podemos aprehender de nosotros mismos.
Junto al todo y su asociación con lo otro, lo inefable, lo inaccesible de la realidad, junto a nuestra individualidad y nuestro propio velo, se encuentra la situación de proximidad y límites en la relación humano con humano. El tercer velo.
Los humanos coexistimos. Estamos en la misma existencia con los otros humanos, en la realidad compartida de ser seres concientes de sí, puestos en una historia, en un continente de espacio y tiempo, de saber y de misterio, con instancias en que parece darse una luminosidad especial, como vislumbre de una realidad mayor en que, de alguna manera ,estamos también implicados.
Las otras, los otros… con relaciones recíprocas de indiferencia, de extrañeza, de rechazo, de adversarios, de dominio, de utilidad, de agrado, de empatía, de colaboración, de expansión del ego, de amor, de amistad… Todo ello sobrepuesto a un velo de base, el no poder vivenciar desde, situados en la otra persona: el tercer gran velo.
Más acá de ese velo radical, de lo incognoscible del otro, están las actitudes de mayor o menor apertura, la disposición al encuentro, al escuchar, al respetar, al intentar ponerse en el lugar del otro… a sembrar, a cultivar, a cosechar la amistad.
Tres grandes velos humanos, que son obstáculos para el salir de la vida pre humana, que son expresión del no afrontar, del alienarse de la complejidad de la realidad.
Tres velos que son oportunidades para asumir con amistad la vida a la escala humana, la de siempre, la que forma el trasfondo de la crisis actual, crisis de opción por las cosas en desmedro de lo humano, crisis de lejanía con el otro, con la humanidad, con la naturaleza, con la trascendencia. Crisis de sentido. Falta de poesía. Anemia de amistad.
31. Amistad con la sabiduría
Pitágoras fue el primero en hablar de filosofía, amistad con la sabiduría…
A propósito de la revisión diaria, se dice en los Versos de Oro, transmisión de las enseñanzas pitagóricas:
XL No permitas que el sueño cierre tus ojos.
XLI Antes de haber examinado cada uno de tus actos del día.
XLII¿ En qué he cometido errores? ¿Qué he hecho? ¿Qué no he hecho, que debía hacer?
XLIII Empezando con el primer punto ve hasta el fin, y en seguida.
XLIV Si son cosas vergonzosas las que has cometido, castígate, pero si has obrado bien, alégrate.
XLV Practica de este modo con todo tu esfuerzo y medita acerca de ello, es preciso que ames estas prácticas con todo tu corazón.
Amistad con la sabiduría… amor a las prácticas de la sabiduría.
(Versos de Oro. Ed Troquel 1998)
32. La comunicación como base de la amistad profunda… con el sentido de la vida
En relación a “la vida filosófica”, Karl Jaspers propone una reflexión diaria en base a tres instancias: la auto reflexión, la reflexión trascendente y el reflexionar sobre lo que hay que hacer al presente.
Luego agrega: “Lo que no se realiza en la comunicación aún no existe; lo que no se funda últimamente en ella, carece de fundamento o razón suficiente. La verdad empieza a dividirse.”
(Karl Jaspers, La Filosofía. Fondo de Cultura Económica 1985).
33. La amistad y los grandes misterios
La amistad se asocia al coraje de ser y en cierto momento de la vida necesitamos abrirnos a lo más difícil de nuestra realidad a nuestra escala humana: el asumir nuestros límites en relación al saber, a la certeza, incorporarlos a nuestro proyecto de vida con creatividad, con amistad…
Me siento en confianza para contarles un sueño reciente. Andábamos a caballo mi prima Nicha, mi hermano Nico y yo. Teníamos, respectivamente, 11, 10 y 12 años. Llegamos al manzanar de la Rotunda, Casablanca. Caballos y personas, en ese orden de impulsividad, nos abalanzamos sobre la manzanas. Estaban muy verdes, muy polvorientas… y deliciosas.
En eso, aparece un señor de larga barba blanca “El sabio de las manzanas”, dice, con mucha alegría la Nicha. Se acercó a nosotros y nos estrechó la mano en forma muy efusiva, comentando “a los 120… todavía distingo los pasos de los caballos de ustedes… Alcanzo a escuchar una pregunta”. “Yo pregunto”, sugirió Nico y, sacando una libreta, tras darle una mirada rápida, expresó “perdón, nos quedó dando vueltas eso que la vez pasada nos dijiste sobre los tres velos…”
El anciano sonrió y explicó en forma sucinta y clara.
“Quiero que recuerden, andando a caballo, caminando por la vida… Hay muchas cosas que podemos saber, que podemos esperar, ciertas, seguras, pero tenemos tres grandes misterios, velos importantes: el de quienes somos nosotros mismos, el de quienes son los otros, el de… qué es todo. Sí, vaya qué misterios. Con ese no saber hay que vivir, tomarlo muy en cuenta en la amistad… Ahora tengo que irme. Conversen ustedes”. Esta vez nos despedimos con sendos abrazos. Sí, conversemos, también, con mi prima Vera y mi hermana Nana, dijo la Nicha …
Desperté. Ahora no están mi prima y mi hermano, la Nicha y el Nico para comentarles. Recuerdo que en el pueblo Sinoi, al interior de Malasia, se cuentan –o se contaban– los sueños y, también, que hasta se pedían disculpas cuando en ellos se incurría en una falta hacia otra persona Tal vez, aquí falte hablar más de la relación entre los velos y la amistad. Será otro día.
34. Amistad con un país y una figura emblemática
BRASIL, HELDER CÁMARA Y NOSOTROS (1985)
Seminario Desarrollo a Escala Humana, encuentro en Recife con Helder Cámara, quien, entre muchos aportes nos dijo que al paso que llevábamos, se podría acabar la vida en la tierra y ésta seguiría moviéndose, como un punto humeante en el gran universo. Levantando los ánimos con humor, nos dijo que Recife, como todo Brasil, se caracterizaba por la baja auto estima eso era explicable en Recife, ciudad que contaba con dos ríos anodinos que, al alcanzarla, formaban el océano atlántico.
Escribí estas líneas para el obispo y los amigos brasileros :
Brasil se nos abre como rosa sensual, alerta, comunicativa, pupilas transidas de potenciales libertarios, viento cálido y húmedo amando mar, amando sal, amando verde, amando movimientos ágiles, alegres, amando pobres que no deben ser pobres porque en verdad acarician cielo con sus chispas libres, moviéndose en olas plenas, amando Brasil que toma de la mano América y le da luz, amando sus entrañas, sus indios, sus negros, sus blancos, amándola América mujer la América, ser humano, amando esa energía que va creando el ser humano que poco a poco deja de ser el padre de la tierra, que con dolor se va atreviendo a contestar las preguntas de los que vienen de otro planetas, reconociendo que es rico en la medida que reconoce que es pobre cuando se siente dueño del cielo, del mar o de la tierra y mas pobre cuando posee a los otros hombres y crece y se va acercando a nacer cuando se hace el gran regalo de hacerse cargo de sí mismo, amando esas turbulencias que lo acercan y lo dejan ser hijo y padre y hermano de todos, navegando en un planeta modesto, en un guiño del cosmos, tratando de conseguir esa paz que es otra forma de llamar las lucha porque las pobrezas sean elegidas, porque la riqueza de la humanidad de un ser humano que comparte, que pone una mano en el ser de la noche estrellada y la otra en los ojos de los oprimidos sea la contribución de Brasil, de América, de los humanos a que seamos dignos del planeta, amando este Brasil que nos regala su rosa espiritual, sus infinitos potenciales libertarios.
35. Los consejos como parte de la confianza y de la amistad
María Fernanda, desde Holanda, le escribe a Juan y recibe una respuesta apoyadora y asertiva.
Muy querido amigo Juan: realmente no sé qué hacer… por ello acudo a ti, porque casi siempre encuentras el derrotero, lo que hay que hacer, lo que es posible hacer.
(No porque esté en eso, sino porque estoy, más de un mes, enferma. Ando con una fiebre que me ha tenido a mal traer, pero un infectólogo hace tres semanas perece haberle achuntado con una orientación alternativa, etc. En todo caso, no he podido salir casi y caminar es mi sistema de relajación…)
El problema acá es el de siempre: la relación con la hija que está acá, María Loreto. Su actitud permanente con los demás, creo que se ha agravado ahora. Me parece. Aunque haciendo memoria, recuerdo episodios desagradables de hace más de veinte años…
María Loreto, cada vez que nos vemos, cada vez, me dice las cosas más antipáticas, desagradables… Se molesta con todo lo que digo, lo que hago… A menudo, eso sí, llama para hablar de algo que no tiene nada que ver con la escena que me hizo hace unas horas.
Un ejemplo cualquiera: antes de ayer vino una persona de la of. Social porque necesitaba que me trajeran el pedido del almacén si estoy enferma. A la visitadora social le pareció razonable. La oficina social paga a la persona que yo llamo, y, desde luego, yo pago los víveres que me trae.
María Loreto viene y me pregunta cómo me fue. Yo le cuento el buen resultado… Ella se molesta porque le pedí a la oficina social. Cómo podía resolver el problema… y lo que se aceptó favorablemente.
María Loreto ya se había enojado días antes porque tuve que pedir ayuda a mis buenas, pero pocas, amistades, cuando yo estaba francamente sin poder salir… de veras, hubo un día que yo no tenía nada para comer (lo más elemental: leche, pan, y no me podía levantar de lo mal que me sentía).
Sin duda este cuento me lo has escuchado… tan reiteradas veces…
(Con Berta y con Pablo es muy sencillo, viviendo tan lejos como viven).
Todo este cuento repetido parece increíble, pero no tengo idea de qué hacer, salvo no verla durante un buen tiempo. No llamarla ni contarle nada, absolutamente nada de lo que hago o no hago…
Bueno Juan muy querido… a veces así es la vida… Pero aún a mis 89, bastante lúcidos, no tengo idea de qué hacer. Por cierto que hay cosas de verdad terribles, pero esto que me pasa, me descompone la existencia, me desarma.
Mil gracias y muchos cariños, María Fernanda.
* * *
Querida María Fernanda
Siento mucho lo que me cuentas, amiga
Me gustaría que lo viéramos personalmente y no comunicándonos por este medio entre Holanda y Chile.
Creo que en lo que dices hay algo que se puede mover.
Con dificultades, pero se puede mover.
Es la relación entre la conducta de María Loreto y cómo te sientes tú...
Sí, nada menos que eso.
María Loreto y tu sentido de la vida no tienen una identificación absoluta, incambiable.
Tú sabes que es así.
Eso puede cambiar.
Hay un equívoco. Por cierto, en mi percepción. De acuerdo a mi sesgo y a mi experiencia
Tú haces, o sientes, depender, en profundidad, depender tu sentido de vida, hasta la posibilidad de desconcierto total, de si hay o no se da una conducta adecuada, respetuosa, justa, humana, de parte de María Loreto.
Esa reacción tuya no es inevitable-
Mírala a los ojos. Le dices gracias. Tratarme así es tu derecho. No te preocupes de tu madre. Estoy limitada, pero buscaré los medios de hacer frente a lo que necesite. Tú eres otro ser humano. Con tus problemas. Con tu modo de ser. Eres libre.
Como se diría en Gestalt: no naciste para atender a mis necesidades...
Tómalo como algo difícil, pero posible. Una meta.
Abrazos
Juan
36. Amistad y amor del poeta que se auto retrata
Amistad y amor del poeta que se auto retrata como:
“Enemigo total, aúllo por los barrios,
Un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro
Que el hipo de cien perros botados a morir”
(Genio y Figura, de Versos de Infancia, 1916)
“Yo tengo la palabra agusanada y el corazón lleno de cipreses metafísicos, ciudades, polillas, lamentos y ruidos enormes; la personalidad colmada de eclipses, aúlla (mujer sacúdeme las hojas marchitas del pantalón)”.
(Pablo de Rokha por Pablo de Rokha, Los Gemidos, 1922)
Sin aullidos, siempre con tremenda convicción, desde las entrañas, termina el gran poema Círculo (Cosmogonía, 1927) diciéndole a su Winett una declaración de amistad:
“Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geografía llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.
Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa, lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.
37. ¿En la amistad siempre hay algo que no se puede compartir?
Tanto compartió Neruda que hasta instaló en el imaginario compartido el verbo nerudiar. Nerudiar fue sinónimo de amistad en la relación de Neruda, o de los poetas de distantes épocas Nerudianas, con la mamadre y con García Lorca, con los crepúsculos y con loas caldillos de congrio, con la Tentativa del hombre infinito y con el hombre inconcluso, con tener en el corazón a España y al canto general a Chile…
Como dijo en Estravagario, “Muchos somos” y él supo armonizar las afirmaciones con las excepciones. Recordemos su poema juvenil:
Amigo
Pablo Neruda
Amigo, llévate lo que tú quieras,
penetra tu mirada en los rincones
y si así lo deseas, yo te doy mi alma entera
con sus blancas avenidas y sus canciones.
Amigo, con la tarde haz que se vaya
este inútil y viejo deseo de vencer,
bebe de mi cántaro si tienes sed.
Amigo, con la tarde haz que se vaya
este deseo mío de que todo el rosal me pertenezca,
Amigo, si tienes hambre come de mi pan.
Todo, mi Amigo, lo he hecho para ti, todo esto
que sin mirar verás en mi estancia desnuda:
todo esto que se eleva por los muros derechos
–como mi corazón– siempre buscando altura.
Te sonríes, Amigo... ¡qué importa! nadie sabe
entregar en las manos lo que se lleva adentro,
pero yo te doy mi alma, ánfora de mieles suaves
y todo te lo doy, menos aquel recuerdo
que en mi heredad vacía aquel amor perdido,
es una rosa blanca, que se abre en el silencio.
(Crepusculario 1923)
38. La capacidad de apreciar y destacar los méritos de los pares como señal de amistad con lo humano
Gabriela Mistral, fue, es, poeta profunda en verso y en prosa, en el amor a la educación, en el dolor por la pobreza, en dar muerte a la otra que estaba en ella, en hacernos imaginar a la muerte niña, en espiritualidad y sensibilidad social, amistad con lo más radical de lo humano, partiendo de Lucila “que hablaba a río / a montaña y cañaveral / en las lunas de la locura /recibió reino de verdad.
Ese reino puede haber coincidido con la percepción de González Vera. “Se presiente que de poderlo haría de nuevo a la especie humana. Y la imposibilidad de lograr cambios rápidos, ajenos al albedrío de cada cual la mantiene en rebeldía contra los usos de su tiempo” (Virginia Vidal, Agua Viva. Gabriela Mistral y la Juventud) Por eso fue generosa y mandó infinidad de “recados” de elogios a nacionales y extranjeros, desde Tolstoi a Magallanes Moure, desde los esposos Curie a María Monvel.
Dice del Padre Hurtado “Su ejemplo planeará sobre aquellos que lo conocimos y muchas veces sentiremos que el empujón del apresurado nos saca de nuestro estupor” (Un Pastor menos: Padre Hurtado, Noviembre 1952)
Expresa sobre Neruda, del Neruda de Residencia en la Tierra: Pudiese ser Neruda un místico de la materia. Aunque se trata del poeta más corporal que pudiera darse (por algo es chileno) siguiéndole paso a paso se sabe de él esta novedad que alegraría a San Juan de la Cruz: la materia en que se sumerge voluntariamente, le repugna de pronto y de esa repugnancia que llega hasta la náusea… Su aventura con la materia me parece un milagro puro… (Recado sobre Pablo Neruda, Abril 1936)
39. La Amistad como una forma de amor en que habla el silencio
Un poema de Pedro Prado, poeta de la arquitectura y la pintura, de la Presidencia de la Fech y de la animación del grupo de los Diez, del poema en verso libre y del soneto, poeta del vuelo de Alsino, poeta de la amistad.
La amistad es amor
La amistad es amor en serenos estados;
los amigos se hablan, cuando están más callados.
Si el silencio interrumpo, el amigo responde
mi propio pensamiento, que también él esconde.
Si él comienza, prosigo el curso de su idea;
ninguno de nosotros la formula ni crea.
Sentimos que hay algo superior que nos guía,
y logra la unidad de nuestra compañía.
Y nos vemos llevados a pesar con hondura,
y a lograr certidumbre de la vida insegura;
y sabemos que encima de nuestras apariencias,
se adivina un saber, más allá de las ciencias.
Y de eso yo busco tener a mi lado
al amigo que entiende cuando digo callado.
40. La amistad con la música y la guitarra que da gracias a la vida
El testimonio de Violeta Parra
Entrevista a Violeta Parra
Revista Musical 1958
“Mi padre era profesor primario, era el mejor folklorista de la región y lo invitaban mucho a todas las fiestas. Mi madre cantaba las hermosas canciones campesinas mientras trabajaba frente a su máquina de coser. Aunque mi padre no quería que sus hijos cantaran –cuando salía de la casa escondía la guitarra bajo llave– yo descubrí que era en el cajón de la máquina de mi madre donde la guardaba y se la robé. Tenía siete años. Me había fijado como él hacía las posturas y aunque la guitarra era demasiado grande para mí y tenía que apoyarla en el suelo, comencé a cantar despacito las canciones que escuchaba a los grandes. Un día mi madre me oyó, no podía creer que fuera yo”
Madre: aprendió sola no más. Yo nunca quería que ninguno aprendiera, quedé hasta aquí… con el papá que era artista. Ése tocaba piano, mandolino, guitarra, que violín, ¡total!… el instrumento que llegaba a sus manos lo tocaba. Y yo le pedí al señor que ninguno me fuera a salir así. Parece como castigo ¿No?
(Gracias a la Vida. Violeta Parra. Testimonios. Bernardo Subercaseaux, Jaime Londono. Ed. Galerna, Buenos Aires, 1976)
41. El nacimiento de la amistad con el mar...
...como vivencia que integra la poesía y la antipoesía, el afecto, la intuición, la reflexión y la imaginación, el mar de la tierra y el mar interior. El poema que Nicanor Parra sigue viviendo en Las Cruces, muchos años después…
Se canta al mar
Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni cómo me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar". El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.
De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)
42. La amistad, lo más humano de lo humano
La amistad, en su más alta expresión, se confunde con lo más humano de lo humano, con la capacidad de entrar dentro de sí y de ponerse en el lugar del otro y de lo otro, conociendo, preguntándose, aportando, transformando…
Héctor Torres, poeta con un buen asumido pasado de campesino, de obrero, de dirigente sindical, de preso en Chacabuco, de exiliado, viene desde Canadá a presentar su libro “A la medida de lo humano”.
En su desarrollo, el poeta, que ha sido niño callado, distinto, considerado “tonto de escritorio”, de libros y de búsqueda de nidos de pájaros, llega a estar feliz de cumpleaños, de admirador de los árboles, de cercano a sus nietas. La expresión más completa, más poética de su sentir, es , tal vez, su tomar la medida de lo humano, de la dignidad humana, preguntando por “Quién es amigo”… para contestarse que, paradoja profunda, allí no caben las preguntas, el amigo es quien actúa como amigo.
Quién es Amigo
…
“Puede llamarse, Pedro, Juanito o, libertad, puede ser carpintero
Arquitecto del alma o moldeador de espíritus, sin darse cuenta...
Es posible que tú no sepas por qué es tu amigo, quizás el
tampoco
Están unidos por dos espíritus gemelos que no necesitan explicación.
No me preguntes ¿de qué madera están hechos? Sólo debes
saber
que: en el momento justo, él estará allí, donde tú lo necesitas
no, ni te apresures a llamarlo, él te oirá... sin grandes palabras
te dirá ¡Aquí estoy! En que puedo ayudarte amigo,
¡Cuenta
conmigo!
...
(Fragmento del Poema “¿Quién es un amigo?”, del libro A la Medida de lo Humano”. Impreso en Montreal, Canada, 2011)
* Luis Weinstein, Poeta, ensayista, educador comunitario, médico especializado en salud mental.
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