viernes, 5 de agosto de 2011

Dignos e indignados

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H e r m a n   M o n d a c a   R a i t e r i
“Cubo del encuentro”, Mario Irarrázaval.

Pareciera ser que los habitantes de nuestra región comienzan a salir de un estado de letargo, pasividad e indiferencia frente a lo que nos ocurre ya hace varias décadas. 
Este sentimiento nuevo, ciudadano, transversal, recupera lo mejor de nuestras tradiciones para rescatar la capacidad de asombro y para ponerse de pie por lo que son nuestros legítimos derechos y por el tan anhelado Porvenir.
El surgimiento de un gran movimiento ciudadano en Arica tiene su eco en el gran movimiento estudiantil por la Educación Pública en Chile, al cual se han incorporado profesores, padres, madres y apoderados. También en las grandes movilizaciones ciudadanas por la protección del medio ambiente, la naturaleza y el planeta en que vivimos. 
Algo nuevo está ocurriendo a nivel nacional y algo nuevo ocurre en nuestra región.
En Europa surgió a la par, el movimiento de los Indignados, su precursor intelectual es Stéphane Hessel, quien nació en Berlín y vivió la mayoría de su vida en Francia. Él posee una historia de consecuencia. Participa de la Resistencia francesa bajo la ocupación nazi, apresado por la Gestapo en 1944, escapa con vida del campo de concentración de Buchenwald. Después de la guerra como diplomático, formará parte del equipo de la ONU que redactará la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el único redactor de esta Carta que permanece vivo. De origen judío fue uno de los defensores de la independencia de Argelia, anticolonialista y defensor de la causa palestina.
A sus 93 años su vitalidad intelectual y política, ha dotado de contenidos al movimiento español de los Indignados.
Sus palabras sin embargo, adquieren carácter planetario. “¡Indígnate sin violencia! Se trata de no sucumbir bajo el huracán del consumismo voraz. Indígnate contra la dictadura de los mercados. ¡Tomen la posta e indígnense! La facultad de indignación es el camino para dejar atrás la indiferencia. Después vendrá el compromiso”, expresa.
Hessel enumera un conjunto de principios y valores por el  cual luchó el Consejo de la Resistencia (de Francia) después de la post guerra y entre otros menciona los siguiente:
• “Un plan completo de Seguridad Social cuyos objetivos sea garantizar a todos los ciudadanos los medios de subsistencia”.
• “Una jubilación que permita a los ancianos y a todos los trabajadores terminar sus días con dignidad”.
• “El retorno a la nación de los grandes medios de producción, de las fuentes de energía, de electricidad, del gas y de las minas, de las riquezas del subsuelo, de las compañías de seguros y de los bancos”.
• “Una organización nacional de la economía que garantice la subordinación de los intereses particulares al general”.
• “Una prensa y medios de comunicación independientes que impulsen la libertad de prensa, su honor y su independencia frente al Estado y los poderes económicos”.
• “La posibilidad de todos los niños a beneficiarse de la enseñanza más avanzada”.
Recuerda que los logros de la segunda mitad del siglo XX en el terreno de los Derechos Humanos, de la Seguridad Social, de los avances del estado Bienestar  han sido paulatinamente devorados por “el poder del dinero, que nunca había sido tan grande, insolente y egoísta con todos, desde sus propios siervos hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos se preocupan en primer lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general”.
Para concluir que todo aquello que se construyó en el siglo XX está siendo devorado por el consumismo voraz, con el apoyo de la distracción medial y alerta entonces, directamente a los jóvenes diciendo: “Chicos, cuidado, hemos luchado por conseguir lo que tienen, ahora les toca a ustedes defenderlo, mantenerlo y mejorarlo. No permitan que se les arrebate. Indígnense!!”
Que similitud de las razones de su descontento con el descontento que se va gestando en la ciudadanía de nuestro país. En efecto los primeros impulsos de la inconformidad fueron la educación y los temas ambientales. Pero cada día es más claro como se relaciona aquello con nuestras riquezas básicas y con el retroceso de la privatización de gran parte de la minería, particularmente el cobre.
Hace dos días Manuel José Ossandón Vicepresidente de RN, y Alcalde de Puente Alto, expresó en una entrevista a 24 horas que “es necesario entender que la protesta de los jóvenes y la ciudadanía no es algo contra este gobierno o los gobiernos de la Concertación, es una protesta sistémica”. Y señalaba que “…este era un problema, –el de la educación–, pero ya viene el de salud como una avalancha.” Y expresaba que “estas manifestaciones ciudadanas señalan una crítica política a los sistemas de representación política que necesitan urgentes reformas”. En otros tiempos alguien pudo haber acusado a Ossandón de “izquierdista”. Hoy él es capaz de observar que este es un problema nacional, del cual debemos dar cuenta todos.
Coincidimos con Ossandón en cuanto a que el problema de Chile, que ha quedado develado con los últimos movimientos ciudadanos, va poniendo poco a poco, en el debate nacional la crisis sistémica del país que hemos construido en los últimos años. Necesitamos un cambio sistémico del país, pues las desigualdades se han profundizado abiertamente. Necesitamos también profundas reformas políticas.
Todo aquello con el propósito de hacer un país y un mundo más humano, más democrático, más próspero.
En Arica y Parinacota estos temas se agudizan y complementan con otros que son una verdadera bofetada a nuestra región:
• Decenas de miles de personas contaminadas por el Plomo.
• Abandono económico del Estado central.
• Proyectos contaminantes que afectarán la salud, la agricultura y el turismo de la ciudad (Central Termoeléctrica).
• Acopio de Copaquilla con 2.000 toneladas de arsénico que amenaza al valle de Azapa y Arica.
• El Senado ha conculcado los derechos legítimos de la región a tener circunscripción electoral, siendo la única región de Chile que no puede elegir sus senadores propios.
En Arica y Parinacota debemos recuperar nuestra dignidad como ciudadanos libres.
Indignándonos porque el Estado central nos mantiene en el exilio en nuestro propio país, ya más de 38 años.
La dignidad aparece como un componente esencial, que recupera lo mejor de nuestras tradiciones regionales y de nuestros antepasados. Y la manifestación de la Indignación no violenta, como la manifestación transversal consensuada de la Identidad del ariqueñismo que nos refiere al Porvenir.


* Herman Mondaca Raiteri: hermannmondaca@gmail.com

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