miércoles, 14 de septiembre de 2011

Estructura pendular de la historia de Chile: conflicto social y conflicto armado

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E d u a r d o   Y e n t z e n *


 
Móvil de Alexander Calder.


Introducción
Mi motivación por el tema de la confrontación violenta en Chile proviene de haber vivido la dictadura, y de anhelar que esos hechos que vivimos no ocurran ‘nunca más’. Pero para ese propósito existen dos grandes miradas: una que se centra en una memoria de las violaciones a los derechos humanos en dictadura, que es principalmente impulsada por el sector que sufrió la represión; y la otra del sector que estuvo a favor del golpe, y que asigna una causalidad al gobierno de la Unidad Popular y a la ideología marxista. En definitiva, los nunca más son vistos desde los dos polos. Mi intento es de encontrar un enfoque que busque un acuerdo permanente entre los dos polos.
Durante el 2006 escribí el libro "Hacia una Democracia Creativa" (Editorial Universidad Bolivariana, Marzo 2007). En su capítulo 3, uno de los títulos era "Boceto de los conflictos en la historia de Chile", que recogía mi sorpresa al reconocer una impresionante frecuencia de conflictos. Resumo a continuación un cuadro, que puede aún tener algunas lagunas.
 
Calendario de conflictos armados

-1810-1818: Guerra de independencia contra España
-1820-1823: Campaña para la liberación del Perú.
-1825-1826: Expulsión de los españoles que controlaban Chiloé.
-1829-1830: Guerra civil por alzamiento de José Joaquín Prieto
-1837-1839: Guerra contra la Confederación perú-boliviana.
-1851: Alzamiento del sector liberal
-1859: Segundo intento de alzamiento armado de los liberales
-1861: Ocupación de la Araucanía.
-1864: Guerra contra España.
-1879-1883: Guerra del Pacífico contra Perú y Bolivia
-1880: ‘Pacificación’ de la araucanía.
-1891: Guerra civil contra el presidente Balmaceda.
-1907: Huelga de los obreros del salitre aplastada por el ejército.
-1924: Junta de gobierno disuelve el congreso nacional
-1925: Golpe de estado genera el regreso de Arturo Alessandri
-1927: Golpe de estado lleva a Carlos Ibáñez al poder
-1931: Rebelión de la marina de guerra
-1932: Golpe de estado de militares con ideas de izquierda.
-1938: Movilización para generar golpe de estado por parte de grupos nazis.
-1939: Ariostazo, golpe de Estado contra Aguirre Cerda que fracasa
-1948: Ley de "Defensa de la democracia" que reprimió y exilió al PC.
-1972: El Tanquetazo en contra del gobierno de Allende
-1973: Golpe Militar

Escribí en ese mismo capítulo: "Es tan recurrente que no sería extraño que hacia el bicentenario o muy luego después estuviéramos de nuevo en una confrontación...".
Entre ese libro y el momento actual, seguí profundizando los tramos en que la historia de Chile es normalmente dividida, haciéndoseme evidente un patrón de movimiento pendular; pero de manera más impresionante, encontrando una pauta muy regular de alternancia de los grupos en el poder.
Hoy es 9 de agosto de 2011, y los chilenos somos testigos de cómo se ha ido dando un incremento en la efervescencia confrontacional, tan sólo que –de la lectura del gráfico pendular y su interpretación- en este momento estamos en la forma de protesta social, y no de violencia armada. Ésta vendría –de repetirse el ciclo habitual- en el próximo movimiento del péndulo.
Este libro presenta un gráfico de interpretación de la historia de Chile desde la idea de una recurrencia pendular, respaldada en el tercer capítulo con un boceto de los hechos históricos o ‘historias de la historia’, y un capítulo principal -el segundo en el orden del libro- en que entrego propuestas conducentes a la intencionalidad del ‘nunca más’.

Interpretación del movimiento pendular y propuestas para el ‘nunca más’

A través del gráfico podemos reconocer la pauta pendular. El punto cero es 1810, momento en que se crea el espacio ‘Chile’ como proyecto de identidad autónoma. Ello genera que, simultáneo a la confrontación contra España, se abra la confrontación interna.
A lo largo de los 200 años de historia independiente, la pauta muestra que la historia del país nunca ha avanzado en la dirección de una de las propuestas ideológicas o político-filosóficas más que por un tiempo breve, para volcarse luego en la dirección contraria.
En el gráfico he puesto a la derecha del eje los proyectos que han buscado mayores libertades y equidades –con sus distintos nombres: liberalismo, federalismo, democracia, progresismo, socialismo, comunismo, radicalismo; y en la izquierda del eje las fuerzas de conservación del orden y los privilegios: republicanos, conservadores, oligarcas, pelucones, estanqueros, derechistas, neoliberales, etc.
Al observar la pauta, vemos cómo las dos orientaciones se reparten tiempos más o menos equivalentes de la historia independiente de Chile, de un modo análogo a como también se reparten los votos en la mayoría de las elecciones presidenciales.

Movimiento pendular, confrontación social y acción armada

Ahora bien, este movimiento pendular tiene momentos en que el cambio de dirección ha sido a través de una acción armada significativa. Coincidentemente ello ha ocurrido cuando el péndulo pasa desde el sector del cambio libertador e igualitario hacia el sector de la conservación de privilegios.
En cambio, cuando se pasa del sector de conservación de privilegios al de cambio igualitario, esto ocurre normalmente a partir de la protesta social que va expresando a una mayoría, que se levanta contra el abuso del sector de conservación, lo que culmina finalmente en un cambio a través del voto.
Dentro de esta predominancia, ocurren excepciones.
-La primera es la única ocasión en que las ramas de las FFAA se dividieron, y generaron la Guerra Civil de 1891.
-Luego están las excepciones del paso sin violencia desde el sector del cambio libertador al sector de la conservación de privilegios, en los casos de Ibáñez a Alessandri y de Bachelet a Piñera. También son excepciones los alzamientos armados de los liberales en 1851 y 1861.
-Tercera excepción es un tipo de acción armada de carácter cupular, que no consigue un cambio pendular de un sector al otro. Entre ellos están los golpes entre los dos gobiernos de Arturo Alessandri, el Tacnazo y el Tanquetazo, el intento de golpe del nacional socialismo, los golpes de José Miguel Carrera, acciones de Manuel Rodríguez, y la acción del MIR.


Interpretación para los cinco escenarios: dos ‘normales’ y tres ‘de excepción’
1. Paso pendular del sector de cambio igualitario al sector de conservación de privilegios, vía acción armada ¿Por qué ocurre esto? Al radicalizarse la dirección hacia el cambio, los conservadores ven amenazados sus privilegios y su mundo, y se disponen a defenderlo por cualquier medio. Al reconocer que ya no lo pueden detener por la vía de la convicción y por tanto de los votos, se permiten ocupar la fuerza armada.
Esta es el tipo de acción más amenazante para la convivencia nacional, la que genera más abuso y sufrimiento, la que más despierta la intención del ‘nunca más’. Por ello es central intentar descubrir cómo neutralizar esta acción. Parte central del intento de neutralización consistirá en comprender qué viabiliza que el sector de conservación de privilegios obtenga la adhesión de las FFAA.
2. Paso pendular del sector de conservación de privilegios al sector de cambio igualitario con protesta social y voto, y sin acción armada
Cuando los conservadores del privilegio han recuperado el poder por la fuerza, lo ejercen temporalmente sin contrapeso, y se ven por ello tentados a extremar las desigualdades y sus privilegios. Entonces, a pesar del miedo, al tiempo comienza a estallar la protesta social, y el sector conservador ocupa una fuerza de represión de la protesta.
Pero la masificación de la protesta va empujando a un retorno del péndulo, hasta que finalmente –por votación- vuelve a pasar al sector del cambio, y comienzan a generarse leyes y políticas tendientes a la equidad.
Con el paso del tiempo, el péndulo en esta dirección tiende a radicalizarse, reapareciendo las condiciones para la intervención armada desde el sector de la conservación de privilegios.
3. Acciones armadas cupulares
Ellas ocurren en un contexto que posibilita la acción cupular, y tiene por finalidad a veces radicaliza el proceso, y otras contener la radicalización.
4. Cambio con violencia en contexto de fuerzas equivalentes.
Un episodio singular es la Guerra Civil de 1891, en que se dividen las ramas de las FFAA, con el ejército apoyando al presidente Balmaceda y la Armada apoyando a la oligarquía fincada en el Congreso. Es difícil establecer si este contexto es más o menos pavoroso que el de la represión masiva a los partidos políticos durante la dictadura de Pinochet. Ambos son los episodios de violencia nacional más extremos. Y si sumamos a él el periodo de la lucha por la independencia, aunque sea en otro contexto, tendríamos que ellos se dan con una regularidad de cada 80 años casi exactos: 1814 – 1891 – 1973.
5. Paso pendular del sector de cambio al sector de conservación sin acción armada
También es de gran interés descubrir que permite que este paso, que normalmente es violento, haya ocurrido en un par de ocasiones sin violencia.
En el paso hacia el sector conservador de privilegios, desde Bachelet a Piñera, se podría pensar que fue sin uso de la violencia armada porque el grado en que el péndulo había oscilado hacia el cambio era muy moderado. En ese contexto, la amenaza para el sector conservador era mínima o inexistente. Incluso se señalaba que al poder económico le convenía que el modelo económico lo administrara la Concertación. Así, la frustración de los adherentes del cambio ante la ausencia de mayores cambios, llevó a un sector marginal a cambiar su voto, dando el triunfo a Piñera. Me interesa resaltar que el paso del péndulo del sector del cambio al sector conservador se realizó sin violencia desde la hipótesis de que el grado del cambio es de baja radicalidad.
Para el caso del cambio sin violencia de Ibáñez a Jorge Alessandri se produce algo diferente pero finalmente similar. Ibáñez a mitad de su periodo inicia un movimiento pendular de vuelta hacia el campo de conservación –cuando decide asesorarse por la Comisión Klein Sacks-, y eso determina que el cambio hacia la conservación continúe en su inercia para darle el triunfo a Alessandri. No se estaba entonces ante una radicalización hacia el cambio que se necesitara contener. Fue el mismo Ibáñez quien tuvo que enfrentar el conflicto social debido a su giro en dirección a los intereses del privilegio. Esto es parecido al giro hacia el sector de los privilegios que tuvo González Videla, y que lo planteo en el contexto de cambios con violencia por la acción masiva de represión y exilio al Partido Comunista.
Además, ocurre de manera análoga en los casos de Jorge Alessandri y de Sebastián Piñera que se ‘devuelve’ la administración de un modelo económico de beneficio de las élites, ‘a sus verdaderos dueños’. Esto da coherencia a la protesta social, confundida e inhibida cuando el modelo de privilegios lo administra el sector político que postula el cambio igualitario.

El momento actual
El momento actual, del gobierno de Piñera, donde el péndulo está en el sector de la conservación de privilegios, y si observamos la pauta estructural de movimiento pendular, cabría suponer que el movimiento de vuelta hacia el sector el cambio será sin sólo con la violencia represiva institucional hacia la protesta social pero sin violencia armada.
Es en el próximo momento de la pauta estructural pendular, cuando estemos de nuevo en el sector del cambio, cuando, de haber radicalización en esta dirección, estaríamos en el escenario de la reacción armada del sector de conservación de privilegios.

Desestimación del triunfo armado como solución final
Frente a esta estructura tan sostenida y regular del movimiento pendular, cabría pensar que está operando una ley tan inapelable como las estaciones del año.
Dentro de esta ley, ¿qué intentar hacer para que la confrontación violenta no se produzca, y con ello evitar la enorme destrucción de bienes, la obstrucción al funcionamiento normal de la sociedad, y lo absolutamente principal, salvar todas las vidas que no se inmolarían en vano?
Si el hecho histórico es que el sector conservador reacciona con la fuerza de las armas ante la radicalización de la fuerza del cambio, cosa que ocurre una y otra vez a lo largo de nuestra historia independiente, y si además son exitosos, entonces surgen dos alternativas posibles:
La primera es la que se ha aplicado históricamente casi siempre: reunir una fuerza de las armas para lograr el triunfo militar del sector del cambio. Las consecuencias de dolor y destrucción de éstas son por todos conocidas, y representan el mayor sufrimiento para el sector propulsor del cambio libertario e igualitario.
Pero todo esto parecería justificarse si el resultado fuera el bien permanente del sector liberado. Pero ¿qué nos dice la historia? Nos muestra el movimiento pendular: a la revolución francesa sigue el terror y luego el Imperio; y a los socialismos reales sigue un abuso de poder que termina con el derrocamiento o autodisolución de estos proyectos.
Si vemos en Chile como una y otra vez el gráfico pendular, saber que cada vez que se ha radicalizado el cambio, al tiempo voy a tener una reacción conservadora por la vía de las armas, y el péndulo va a pasar al lado conservador, por un tiempo prolongado, y con un ejercicio del poder durante un tramo prolongado del tipo más abusivo e insensible, dado el control absoluto del poder. Entonces nos podríamos preguntar ¿Tiene sentido? ¿Es responsable hacerlo? ¿O es más sano autolimitar el grado de cambio e intentar mantenerlo gradual y constante en el tiempo?
En definitiva, si establecemos que la historia no avanza linealmente, ni siquiera en espiral, hacia estadios mejores, sino que se mueve pendularmente, entonces tenemos que desechar la ilusión del triunfo armado como portador del bien final.
A esto se añade nuestra conciencia actual de que los ‘cambios materiales’ no traen el bien final para la humanidad, y sabemos además que ellos amenazan la sustentabilidad del planeta.

Propuesta para el ‘nunca más’ a partir de una cultura de la fraternidad
Si el camino anterior lo aceptáramos como inconducente, podemos intentar algo que es de enorme dificultad, pero que en mi opinión es algo que no está necesariamente condenado a fracasar. Se trataría de crear una cultura nacional de fraternidad dentro de la cual impulsar cambios graduales pero sostenidos.
Es un hecho que tras en la democracia posterior a la intervención militar de la dictadura de Pinochet, se ha mantenido una inequidad abusiva, y un enriquecimiento ofensivo. Es cierto que la Concertación actuó desde el trauma original que sus dirigentes vivieron, y que también en un cierto grado se acomodaron a los beneficios de ser una élite en un sistema de enriquecimiento de élites. Pero si esto diera paso –tras Piñera- a un movimiento pendular de radicalización, la recurrencia del movimiento pendular nos llevaría directo a una repetición del ciclo, con un nuevo golpe de estado o una guerra civil.
Si buscáramos neutralizar esto con y nos movemos hacia la creación de una fuerza de fraternidad, de carácter ético-social, que busque un cambio hacia la equidad de tipo gradual, con vigilancia y poder ciudadano; pero poniendo una atención realista al punto en que el sector conservador de privilegios no tolera más cambios, y al mismo tiempo cuidando que no se den las condiciones que favorezcan que el poder institucional armado adhiera a favor del sector de los privilegios, podríamos lograr un cambio gradual sostenido hacia la equidad. Esta línea estratégica exigiría una arte en la conducción política.
Porque una fraternidad nacional que a su vez promueva cambios graduales profundos y sostenidos, requiere de una fuerza que a la vez no se inhiba de contener a los sectores propios que se radicalicen. (Algo equivalente a lo que los estudiantes hicieron respecto de los violentistas en las marchas). Requiere construir un movimiento cultural que recupere la mística solidaria, que se resista al consumismo, que respete las diversidades, que administre las diferencias, que sea fuerte en el cumplimiento de las exigencias, que combine creatividad y orden, expansividad y eficiencia, libertad y respeto a la autoridad.
Existen una enormidad de acciones posibles para avanzar en equidad dentro del contexto de una democracia estabilizada, pero se requiere de una fuerza no-violenta superior a las fuerzas violentistas, y una ética que contenga la tendencia a acomodarse y beneficiarse de los privilegios. Más responsabilidad y más firmeza.
La presión ciudadana es de gran valor para generar equilibrios más equitativos y menos abusivos. La ciudadanía puede constituirse en un poder de supervisión para el cumplimiento de los compromisos, para atenuar la inequidad y el abuso. Para templar a las dirigencias políticas del cambio gradual y sostenido.
Dentro de la propuesta cultural fraterna, es necesario comprender que debemos dejar de poner el eje del bienestar humano en el consumismo. Es una realidad tan obvia que la felicidad de la gente -en términos generales- pasa de manera mucho más importante por otros espacios que por los del crecimiento económico, una vez salvaguardadas las condiciones básicas de vida material. Este pensamiento no es para que se saboree la derecha y se oponga a la equidad, pero es un dato real sobre qué contribuye más y menos a la felicidad del ser humano.
Necesitamos entonces generar cambios reales hacia la mayor equidad y el menor abuso, pero a la vez necesitamos avanzar en los modos de gestionar el vivir en sociedad de una manera fraternal. Necesitamos una forma de regular la convivencia de las diferencias, partiendo por el respeto recíproco, y nuetralizando toda explosión del conflicto. Y dentro de ese marco, ser pacientemente firmes y constantes en los cambios en favor de una convivencia más equitativa y armoniosa.
Para impulsar tal movimiento cultural de fraternidad, necesitamos convencernos plenamente de que la historia no avanza a través de las confrontaciones. Ese es un tremendo mito. La línea del mejoramiento de las condiciones materiales y morales de una sociedad se producen a pesar de las confrontaciones y no gracias a ellas. Y aunque sea más difícil de ver y aceptar, a pesar de la competencia y no gracias a ella. El avance real ocurre por acumulación de energías nacionales aplicadas a proyectos de desarrollo o de bien común, en tanto que las confrontaciones y la competencia sólo dilapidan energía, además de generar dolor humano.
Digamos ‘nunca más’ a la confrontación, ‘nunca más’ a la destrucción, sí a la construcción fraterna, con cambios reales y profundos hacia la equidad y la armonía.


* Eduardo Yentzen, Docente de Desarrollo Personal.

 

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