lunes, 26 de diciembre de 2011

Algunos temas levantados por la psicología

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H o r a c i o   F o l a d o r i *

El campo psicológico dista mucho de estar "unificado" por lo que  se debe hablar de las psicologías.  Éstas remiten a concepciones de mundo y a una manera entender al hombre. También una concepción de la realidad y una teoría sobre su cambio.
El campo de las psicologías incluye corrientes tan dispares como el conductismo y neoconductismo; la fenomenología y el existencialismo; el humanismo; la gestalt; la teoría de sistemas; el constructivismo y el socioconstructivismo; el congnitivismo; la programación neurolingüística y la psicobiología; la bioenergética y los enfoques corporalistas; el psicoanálisis en sus variadas formas y subescuelas; el asociacionismo; el evolucionismo y el racionalismo; la topología, por mencionar solamente a algunas. En general ellas postulan una determinada concepción de la salud, de la enfermedad mental y la corporal, y sobre la incidencia de la interacción entre lo mental y lo corporal.

La producción de subjetividad
El objetivo de la ciencia es operar sobre la realidad para poder introducir cambios de manera planificada, pero en las ciencias sociales no existe posibilidad de objetividad, ya que el sujeto aparece confundido con el objeto que estudia.  Esto hace decir a Devereaux que toda investigación social es, en última instancia, autobiográfica.
Algunas psicologías conciben su ciencia como una extensión de la biología, y producen conocimiento a partir de la observación y el estudio de la conducta. Otras hacen hipótesis sobre la producción de sentido que se produce en el lenguaje, y hablan de la producción de subjetividad.
Surge la pregunta de ¿cómo poder dar cuenta del proceso de construcción de ese "aparato" que produce la subjetividad? Nótese que la neurología es capaz de indicar en qué momento del dormir se produce un sueño; pero es incapaz de explicar por qué se sueña con esas imágenes o con tales otras, con tal tipo de trama acompañada de ciertas emociones. 
Además, la subjetividad tiene un efecto capital sobre lo somático: una pesadilla produce efectos como sudoración, sofocación, taquicardia, opresión, angustia intensa, etc.  Durante el soñar, hay una realidad psíquica que determina a su vez la realidad material, la del mundo de la vigilia. 
Subyace aquí una problemática metodológica que no conviene soslayar.  Continuando con el modelo del soñar como prototípico de la subjetividad, es posible darse cuenta de que sobre un sueño no se tiene más información que la que nos proporciona el propio sujeto en cuestión.  No accedemos a los sueños a través de la observación del objeto, sino a partir de lo que el sujeto tenga para decir sobre sí mismo.
El escuchar cobra por tanto, un papel esencial en la investigación desplazando a segundo lugar la función de la vista. En suma, hay psicologías de la observación y psicologías de la escucha, psicologías que trabajan sobre la manipulación de objetos y psicologías que trabajan sobre la puesta en sentido de la subjetividad.

Sujeto, objeto y poder
La separación entre sujeto y objeto supone y reproduce la idea de que el sujeto es el que sabe y el objeto es el objeto de conocimiento. El sujeto, el investigador, entonces, se hace cargo de su saber sobre el otro. Entonces el sujeto ejerce un determinado poder sobre el sujeto, porque el objeto no sabe y por ello, es objeto de tratamiento de un sujeto que sí sabe sobre él.  El sujeto ejerce un poder, cree que la situación se lo otorga, y en algunos casos que la sociedad se lo encarga.
En la situación en la cual el sujeto y el objeto aparecen confundidos no hay un saber del uno sobre el otro, ya que éste, en parte, es uno mismo. Por tanto, el encuentro se define como un trabajo que ambos deben hacer y cuyo producto los modifica a los dos. Esta situación de encuentro hace que el poder se encuentre limitado desde su inicio, que sea compartido con el otro durante todo el proceso que implique el encuentro.

Causalidad y conflicto
La ciencia busca establecer cuales son las causas de los acontecimientos, en vistas a un posible control de las mismas; y, a su vez, estudia la posibilidad de intervenir para la modificación de determinada realidad.
Originalmente, se pensaba que una sola causa determinaba cierto movimiento. Más tarde, se comenzó a dilucidar que podían haber varias causas incidiendo sobre un mismo objeto para determinar un movimiento, un cambio. Se pensó entonces que fuerzas de igual o diferente intensidad pero con diversas direcciones generaban movimientos variados que podían ser calculados y previstos.
Posteriormente, apareció la idea de conflicto que revolucionó la ciencia: si un objeto es sometido a dos fuerzas opuestas de idéntica intensidad, el objeto si bien permanece quieto, se encuentra "en conflicto".  Que el objeto no se mueva no quiere decir que no existan fuerzas operando sobre él.  Por ejemplo, un niño en una clase puede estar aparentemente tranquilo en un rincón, de modo que no ofrece problemas a la profesora, y sin embargo, puede estar enormemente angustiado. 

Tiempo después aparece la idea de determinación estructural, que da cuenta de causas que operan de manera directa y otras que operan a distancia.  En psicología apareció la relación entre factores actuales y factores históricos que producen una particular "sensibilidad" para que los factores actuales actúen.  Los hombres comenzaron a tener, por tanto, historia.

El problema de la naturaleza y el lenguaje
Muchas investigaciones en psicología pretenden estudiar la naturaleza humana.  Luego que Darwin formulara sus tesis sobre el evolucionismo el mundo se conmocionó.  Por un lado, se puso en tela de juicio que el hombre fuese una creación divina, como se sostenía hasta ese entonces.  Si el hombre no era más que una especie - la última hasta hoy en día - de un largo proceso de mutaciones, no habría muchas diferencias con algunos de sus primos los grandes antropoides.  Desde la biología se comenzó a estudiar al hombre, así como la etología lo hacía con otras especies: el último eslabón de una larga cadena.  Se comenzó a estudiar al hombre como parte de la naturaleza.
El evolucionismo contaminó las ciencias sociales. Se comenzó a decir que había sociedades más "evolucionadas" y otras menos "desarrolladas", que había religiones más desarrolladas y otras más primitivas, que había culturas más avanzadas y otras más atrasadas, etc.
Pero, sólo con de Saussure, fundador de la lingüística moderna, se incorpora al campo de las ciencias un fenómeno distintivo, esencial, que si bien fue producido por una mutación, organiza al ser humano de otra manera, en tanto le da la posibilidad de pensar.
El lenguaje, si bien es vehículo de comunicación, es mucho más que eso ya que posibilita un nivel representacional de las cosas que permite combinar, comparar, articular, planear, confrontar, etc., al nivel de la palabra y no de la cosa.  Tal es así, que no hay pensamiento sin lenguaje, por lo cual la creación del nombre, crea la cosa.  El lenguaje es el vehículo de cultura, por tanto desde que el hombre cuenta con el lenguaje ha ido introduciendo la cultura en la naturaleza.  Si las palabras son cultura no hay posibilidad ya de acceder a la naturaleza porque la misma palabra "naturaleza" es ya cultura. 
Esto produce una sensible intervención en la concepción del hombre que hace que lo humano, lo específicamente humano sea aquello que es cultura y no lo que tiene que ver con la naturaleza, que sólo puede ser estudiada desde la biología.
La psicología no puede dejar de tomar en cuenta al lenguaje y a la función esencial que tiene en la estructuración de la psiquis.  El lenguaje se constituye en el medio para producir sentido, para establecer relaciones para organizar la realidad y para intervenir en ella. 

Entre la historia y la historización
La historia puede ser entendida como una secuencia de hechos sobre los que no se puede volver atrás.  Esta es la vieja teoría del trauma (extrapolada de la medicina) que daba cuenta del impacto en la vida de una persona de un hecho singular.  Pero este planteo supone una total pasividad de sujeto frente al hecho.  Sufre las consecuencias sin participar en el mismo.  Pero resulta que el hecho histórico es interpretado por el sujeto. Hay entonces una participación activa en el registro, en la asimilación del hecho y sobre la huella que deja. 
Así, el trauma como un hecho exterior que impacta no existe como tal, ya que siempre el sujeto figura de algún modo en la versión de la historia que se cuenta.  Por tanto, de la historia solamente tenemos versiones.  No hay historia, estrictamente hablando, solo hay historizaciones, es decir, cuentos que nos contamos. Por ello es posible producir otras historizaciones, nuevas versiones sobre "lo mismo". 
La producción de sentido (tanto sea para personas, para familias, para grupos, para instituciones, para países) reubica a los sujetos con respecto a su historia.  La vida es entonces un re-historizar permanentemente, esfuerzo de búsqueda de sentido de la existencia misma y de sus orígenes.

* Resumen realizado por Eduardo Yentzen de un artículo de Horacio C. Foladori, publicado en revista Polis Nº1. (http://www.revistapolis.cl/)



 

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