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M ó n i c a O l i v a *
En un sueño poderoso que la envuelve ella llega hasta tu costa... impulsada por los céfiros de la mente de los vientos... se alza desnuda en la espuma de las olas... balanceándose su cuerpo con la sabia concordancia que ha aprendido en alta mar... dispuesta a volar entre palomas y gorriones... entregándose al amor sin restricciones... pues ha logrado consumar, con el mar de mariposas y suspiros florecidos de los vientos, un pacto por el cual la reciben cada vez que necesita renovar a su pureza... hacerse joven... nacer virgen para ir a conquistar el mundo entero... dioses y hombres, héroes, semidioses y titanes...
Ella es la envidia de las hijas del Olimpo y ha sido fecundada por doquier. Amó a Adonis, amó a Hermes, a Poseidón, a Dioniso, al dios herrero Hefestión, y por si no fuera suficiente, Zeus la tentó con un humano.
Ares es su amante preferido... ella es capaz de derrotar al dios guerrero vez tras vez, y dejarlo agobiado de placer en un sueño que se hace cargo de velar. Ni los molestos niños faunos con sonidos estridentes ya lo logran despertar tras el ritual. ¡Bello amante de la guerra aplacado y transmutado por amor!
Ella surge de repente en tu costa... tan bella... tanta gracia hay en su fresca ondulación... tan adentro ven sus ojos en su sueño... tan pudorosa ella se ofrece sin pudor...
No la roces con ningún aire que no tenga su principio y su final en el amor... Su equilibrio es delicado, pues el céfiro no es cualquiera de los vientos, sino aquel que enamorado de la hermosa ninfa Flora se deleita observándola dormir y respira sobre ella pétalos de perfumes extasiantes susurrándole al oído: “... despierta, mi adorada y bella esposa, mi tardío y finalmente encontrado Paraíso, mi regalo, mi delicia siempre nueva...” 2
No la roces mientras flota en el onírico fluido, ella puede timonear a su navío y sus pies son livianísimos... desde el centro irradiante guían la prodigiosa embarcación... sus cabellos flotan al compás de pensamientos que equilibran a las alas de sus pies... y dan la izquierda y la derecha a la ondulante vibración.
Paso a paso soltará todos sus cabellos y aún así no perderá ella el pudor... Venus... Afrodita... la divina diosa aquella, cuyo mágico ceñidor, era la causa de la envidia de las diosas del Olimpo... Podrá volver hacia alta mar a renovar a cada instante el bautismo de agua y sal.
Déjala llegar hacia la costa... está llegando... llegará... soltará sus cabellos y abrirá su corazón... se envolverá en el fuego del manto abrasador que le acerca la ninfa de las horas y los tiempos... la primavera es su amiga, tan liviana y danzante como Venus y el amor... Ella será fuego envuelta en fuego al entregar su corazón... sin quemarse... una vez y otra vez será cenizas en el bautismo... y nacerá... fortalecida para actuar...
* Mónica Oliva, Arquitecta. MA en Ciencias Políticas. Historiadora, filósofa, teóloga, economista, escritora, etc. Da clases y conferencias. Confía en el intelecto como puente hacia el espíritu.
1 En base a las pinturas “Venus y Marte” y “El nacimiento de Venus” de Sandro Boticelli.
2 Cita de “El paraíso perdido” de Milton.
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