jueves, 7 de julio de 2011
Los usos de la memoria en el presente
Búsquedas en la memoria
E l e n a Á g u i l a * “La persistencia de la memoria”, Salvador Dalí
Uno de mis lugares de búsqueda ha sido la memoria. La memoria y el trauma, en general, y la memoria del golpe militar en Chile-1973 y la dictadura 1973-1990, en particular. He buscado saber del duelo y la melancolía del duelo no completado. También de la superación del trauma y la reinserción en los vínculos y los hechos del presente. En esa búsqueda he conocido gente, colectivos, ritos, libros y algo de eso es lo que quisiera compartir en esta sección. Es, por supuesto, una invitación a que otr@s memorios@s escriban aquí también.
Lo que viene son notas de lectura del libro de Tzvetan Todorov, Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidos, 2000.
¿Es la memoria siempre algo bueno y el olvido un mal absoluto? ¿Permite el pasado comprender el presente o sirve, en ocasiones, para ocultarlo? ¿Son recomendables todos los usos del pasado?
La memoria no se opone al olvido. Los dos términos para contrastar son el olvido y la conservación; la memoria es, en todo momento y necesariamente, una interacción de ambos. La memoria, como tal, es forzosamente una selección: algunos rasgos del suceso serán conservados, otros inmediata o progresivamente marginados, y luego olvidados. Conservar sin elegir no es una tarea de la memoria.
El acontecimiento recuperado puede ser leído de manera literal o de manera ejemplar.
Por un lado, el suceso –supongamos que un segmento doloroso de mi pasado o del grupo al que pertenezco– es preservado en su literalidad permaneciendo intransitivo y no conduciendo más allá de sí mismo. Subrayo las causas y las consecuencias de ese acto, descubro a todas las personas que puedan estar vinculadas al autor/acontecimiento inicial de mi sufrimiento y las acoso, estableciendo además una continuidad entre el ser que fui y el que soy ahora, o el pasado y el presente de mi pueblo, y extiendo las consecuencias del trauma inicial a todos los instantes de la existencia presente.
O bien, sin negar la propia singularidad del suceso, decido utilizarlo, una vez recuperado, como una manifestación entre otras de una categoría más general, y me sirvo de él como de un modelo para comprender situaciones nuevas, con agentes diferentes. La operación es doble: por una parte, como en un trabajo de psicoanálisis o un duelo, neutralizo el dolor causado por el recuerdo, controlándolo y marginándolo; pero, por otra parte -y es entonces cuando nuestra conducta deja de ser privada y entra en la esfera pública-, abro ese recuerdo a la analogía y a la generalización.
El pasado se convierte por tanto en principio de acción para el presente.
El uso literal, que convierte en insuperable el viejo acontecimiento, desemboca en el sometimiento del presente al pasado. El uso ejemplar, por el contrario, permite utilizar el pasado con vistas al presente, aprovechar las lecciones de las injusticias sufridas para luchar contra las que se producen hoy día. Supone también separarse de la exclusiva focalización en el yo (mi dolor, lo que a mí me pasó, mi pérdida) para ir hacia el otro.
Cuando una comunidad no consigue desligarse de la conmemoración obsesiva del pasado, tanto más difícil de olvidar cuanto más doloroso, o algunos individuos, en el seno de esa comunidad, incitan a ésta a vivir de ese modo, el pasado sirve para reprimir el presente.
Todos tienen derecho a recuperar su pasado, pero no hay razón para erigir un culto a la memoria por la memoria; sacralizar la memoria es otro modo de hacerla estéril. Una vez restablecido el pasado, la pregunta debe ser: ¿para qué puede servir, y con qué fin?
La memoria ejemplar utiliza la lección del pasado para actuar en el presente.
El uso de la memoria, entonces, no se limita a reproducir el pasado sino que sirve a una causa.
Revivir el pasado en el presente implica pasar por tres hitos:
1. Establecimiento de los hechos, creación de archivos.
2. Construcción del sentido: una vez establecidos los hechos necesitamos interpretarlos, e.d., relacionarlos unos con otros, reconocer las causas y los efectos, establecer parecidos, gradaciones, oposiciones. Ya no sólo establecemos qué paso, también buscamos comprender lo que paso. Comprender los procesos políticos, sociales, psíquicos involucrados.
3. Puesta en servicio: tras haber sido reconocido e interpretado, el pasado debe ser utilizado en el presente. Poner el pasado al servicio del presente es una acción política. Para juzgarla no basta con exigirle una verdad de adecuación (como en el establecimiento de los hechos) o una verdad de desvelamiento (como en la construcción del sentido); es preciso evaluarla en términos de bien y mal, con criterios políticos y morales. No todos los usos del pasado son buenos y el mismo acontecimiento puede dar lugar a lecciones muy diferentes.
Es superfluo, entonces, preguntarse si es o no necesario conocer la verdad sobre el pasado: la respuesta es siempre afirmativa. Lo que debemos preguntarnos es a qué objetivos se intenta servir con ayuda de la evocación del pasado.
Nuestro juicio al respecto procede de una selección de valores, en lugar de derivar de la investigación de la verdad; hay que aceptar la comparación entre los beneficios pretendidos a través de cada utilización particular del pasado.
La búsqueda del pasado siempre es política porque siempre se hace al alero de intereses que tienen que ver con el presente.
La labor de la memoria se somete entonces a dos series de exigencias: fidelidad para con el pasado, utilidad en el presente.
* Elena Aguila, doctora en literaturas hispánicas de Boston University, es escritora, bloguera y editora. Actualmente está dedicada al periodismo cultural.
Derecho de autor, derecho humano
Búsquedas en el mundo editorial
L o r e n a L e i v a R o m á n * “Día del libro y la lectura”, de Raúl Codocedo Rojas. Pintura en vivo realizado en ceremonia Día del Libro y la Lectura. Instituto del Mar, Iquique, Chile.
Si bien estudié literatura en la Universidad y la mayor parte de mi vida profesional ha estado ligada a esta formación, nunca comprendí el concepto de derecho de autor hasta que empecé a trabajar en el área de los derechos humanos (mi otra gran pasión). Esto sucedió al conocer la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), texto que para mí marca un antes y un después en la forma de relacionarnos como personas.
No voy profundizar en la DUDH porque viene del mundo del derecho por lo cual estoy absolutamente inhabilitada. Sin embargo, al ser un documento sobre los seres humanos, nos habla de lo que somos y también de lo que podemos ser. Y esto tiene que ver con el lenguaje. La DUDH, como su nombre lo dice, es un acto de habla declarativo acerca de la realidad, manifestando una intención de cambio. El hablante pretende que algo de su mundo se modifique. Es así que la DUDH por el solo hecho de enunciarla, su efecto es que el mundo ha cambiado. Aunque nos parezca dudoso y muchas veces un puro discurso de buen vecino, ningún Estado podría reconocer que no respeta los derechos humanos. En muchas instancias podrán no respetarlos, pero nunca lo van a declarar como algo que se diga con naturalidad y sin esperar condena. Así que en tanto declaración, la DUDH ha cumplido su función.
Respecto de los derechos de autor, la DUDH define que:
“Artículo 27
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.” 1
Esto ha sido enfatizado por muchas legislaciones nacionales para salvaguardar esos derechos. En Chile, esto se encuentra regulado por la Ley de Propiedad Intelectual desde 1970, la cual recibió sus últimas modificaciones en el año 2010. De acuerdo a esta ley, por el sólo hecho de crear una obra, el creador chileno o el extranjero domiciliado en Chile, adquiere una serie de derechos, patrimoniales y morales, que resguardan el aprovechamiento, la paternidad y la integridad de la obra. La fecha de vigencia de estos derechos es hasta 70 años después de la muerte del autor de la obra.
Justamente cuando en el Congreso estaban discutiendo las últimas modificaciones a esta ley durante el 2009, conocí a quién luego sería mi socio y quién hasta ese momento, había estado amasando de manera intermitente un proyecto llamado Crisálida Ediciones, donde colaboraban, también de forma intermitente, algunos amigos suyos. De hecho, nunca había sido un proyecto demasiado serio. Por una parte había algo de querer escribir y publicar y por otra, un afán de probar formas de diseño y diagramación. Por supuesto, la producción siempre fue a baja escala, en donde se regalaban la mayor parte de los libros y revistas que producían. Yo que venía del mundo literario más formal, pude distinguir cierto valor en varios textos pero a su vez, también me di cuenta que había que profesionalizar el asunto y demoler algunos prejuicios y caer en algunos riesgos, si realmente se quería hacer este proyecto en serio.
Esa fue la búsqueda que empezamos a fines del 2009 estableciendo que Crisálida Ediciones sería una editorial sin mayores pretensiones, hecha a pulso, de a poco, a costa de nuestro esfuerzo. Al poco tiempo, buscando la forma de expresar la visión y la misión de nuestro proyecto, indicamos que Crisálida Ediciones sería una microeditorial, pues tanto por nuestro tamaño como por el presupuesto que teníamos, solo podía ser así a costa de un enorme esfuerzo, de dar horas extras fuera de nuestros trabajos y de invertir en los autores en los que creyéramos. Y aunque nos demoráramos en publicar, aunque nuestros tirajes fueran exiguos, nos poníamos la meta de que en un plazo de tres años, armaríamos un pequeño catálogo, según cómo pudiéramos conseguir financia-miento.
Pero también vino el cuestiona-miento de quiénes éramos nosotros en ese universo tan diverso y dispar llamado “mundo editorial”. Éramos una microedi-torial. De eso no había duda, pero conforme fuimos conociendo el medio, llegó la hora de las definiciones más exhaustivas y desde ese páramo, siempre tan fragmentario como particular desde el cual uno desarrolla un discurso, nos hicimos varias preguntas, entre ellas la de ¿porqué si los derechos de autor son de los autores, en los créditos de los libros publicados se dice casi sin excepción: “Todos los derechos reservados” con el nombre de la editorial X y no el con el nombre del autor? La respuesta venía a medias a través de la Ley de propiedad intelectual que dice que los derechos de autor se pagan con un 10% del costo de producción de la obra, como mínimo. Y como mínimo, la mayoría de las editoriales solo pagan eso.
Digamos que las únicas editoriales que conservan los derechos de autor para los autores son las editoriales que hacen autoediciones, pues su negocio es cobrarle al autor por publicar. Muchas de ellas son imprentas que imprimen por demanda y a donde muchos autores llevan sus manuscritos y previo pago de 300, 400 o 500 mil pesos, se llevan su libro impreso, gran sueño de la mayoría de los que se dicen escritores y en cuyo proceso hay nada o casi nada de trabajo editorial. Lo que importa es que el libro se imprima y que el autor quede contento con el resultado. La inscripción en el Registro de propiedad intelectual la hace el propio interesado y se acaba el problema.
Claro que esta alternativa no tiene nada de malo, pues existen editoriales que se dedican a la autoedición de manera seria y sus producciones tienen una buena factura gráfica y de diseño, pagada por el autor. Pero son algunas. La mayoría prestan un servicio a los escritores y cumplen con el sueño “de la publicación”. Y esto no significa mirar en menos este proceso pues la mayoría de nuestros grandes autores, publicaron sus primeros libros a través de este sistema. Actualmente, muchas editoriales que se dedican a la autoedición tienen presencia en Internet y les puedes enviar tus manuscritos y ellos te hacen un presupuesto, te proponen formatos de diseño y te envían los libros impresos, cobrando un monto por todo eso. Bueno, esto no era Crisálida Ediciones. Definitivamente nuestra visión era que nuestra microeditorial financia la obra y los autores no tendrían que sacar dinero de sus bolsillos para publicar. Por cierto, si ellos quieren hacerlo, bienvenido sea, pero pensamos que si ocupamos el modelo de la autoedición, en donde lo que importa es tener un grupo de autores, pero no necesariamente que las obras sean conocidas entre la gente, se desperfilaba lo que Crisálida Ediciones era para nosotros.
Lo que rescatamos era que los derechos de autor fueran de los autores. Esto se convirtió en un principio. Pero desde nuestro humilde punto de vista, nuestra premisa indicaba que aunque existiera el respaldo legal para defender los derechos de autor, en realidad, mucha de la maquinaria pensada para esto lo que en realidad hace, es defender la potestad de quiénes tienen esos derechos y por eso, muchas editoriales que siguen el modelo, lo que hacen es comprar los derechos y ser ellas las depositarias de ellos. No hay concurso literario organizado por grandes grupos editoriales que no diga que los ganadores recibirán un premio de muchos dólares a cuenta de sus derechos de autor. También muchas pagan un adelanto considerable por las ventas de la obra, pero solo si eres un autor muy connotado puedes negociar un porcentaje satisfactorio en esta negociación. Y si es con una editorial que normalmente pertenece a un consorcio internacional, ese acuerdo se realiza no en torno a la cantidad de ejemplares sino al área lingüística que tu obra puede abarcar. Es decir, un autor muy reconocido, negocia un porcentaje de ventas en relación a la cantidad de lenguas a las que va a ser traducida su obra. Esto ha permitido el surgimiento de los agentes literarios, esa especie de manager que negocia a nombre del autor y recibe un porcentaje por esta gestión. De esta forma, para ser parte de esta élite, primero hay que tener un agente que convenza a estas grandes editoriales para que seas parte de su catálogo y segundo, lo que es más grave, el “mercado” de los autores se vuelve muy similar al de los futbolistas: un autor “estrella” es exigido por varias editoriales, o se quitan los autores en la medida que una u otra le ofrece más beneficios por sus derechos de autor. En este sentido, las grandes editoriales casi no “apuestan” por autores nuevos. La mayoría de ellas, tratan de tener entre sus autores los que son venta segura o los que eran exitosos en editoriales más pequeñas. Y si por otro lado se les vuelve complicada la pista, compran las editoriales más pequeñas y así siguen creciendo los consorcios y grupos editoriales vinculados a grandes holding de las comunicaciones y quizás a cuántos negocios más.
Considerando ese panorama es que han surgido editoriales que reniegan de ese carácter mercantilista de las editoriales grandes. Normalmente, ellas se definen como independientes y son pequeñas y medianas empresas que publican un catálogo más diverso y alternativo. Muchas de ellas, caen en manos de las grandes a la hora del juego de las acciones en la bolsa. Otras se mantienen a costa de un gran esfuerzo por ser independientes y dar cabida a nuevos autores o a temas que no son tan comerciales. Sin embargo, ellas también compran los derechos de autor pagando el 10% del costo de producción. Algunas veces, se hacen contratos en donde la primera edición de un libro o la primera impresión son de total ganancia para el autor, pero las siguientes ediciones son para la editorial o en otras, se paga más porcentaje por los derechos de autor, pero los libros resultan bastante más caros para el público. Son editoriales medianas y ciertamente, hay que agradecer que existan porque dan oportunidad a autores desconocidos o se abren a temas distintos. Pero de que en muchos aspectos ejercen el mismo modelo que las grandes, eso también es cierto.
Así que ser microeditorial, sin duda, es un aliciente sobre todo si para el Bicentenario, Bernardo Subercaseaux decía que uno de los aspectos más interesantes de la última década: “es el surgimiento de numerosas microeditoriales alternativas de gestión independiente […]” 2. En este sentido, somos una microeditorial similar a muchas de las que existen: “Todo este grupo de microeditoriales son contraculturales, libertarias o cuando menos progresistas, y dan lugar a una bibliodiversidad (concepto que apunta a la diversidad de sensibilidades y saberes expresados en el soporte libro), pero a una bibliodiversidad alternativa, que no tiene presencia ni visibilidad en el mercado, pero que representa una contribución y una vía de expresividad creativa, social y política [...]” 3. Pero en esta bibliodiversidad, no sabemos qué políticas tienen las microeditoriales respecto de los derechos de autor. Suponemos que no debe ser el mismo modelo imperante entre las grandes pero es un tema tabú: no aparece expresado en los canales públicos de difusión tales como web, blogs y redes sociales.
También en esta búsqueda llegamos al convencimiento de que debíamos hacer una presentación de Crisálida Ediciones. Y pensamos que para hacerla sería oportuno una lectura de poesía, pero no como las lecturas tradicionales que se hacen en los lanzamientos de libros, sino algo que fuera diferente. Fue así como nació el concepto del “Combo de Poetas”: una lectura poética, pero con formato de boxeo en donde los autores compitieran por ser el más aplaudido. Nuestra idea era que los autores se la jugaran por presentar sus textos de manera atractiva. Los que se entusiasmaron fueron nuestros amigos poetas, César Luco, Hugo Collinao y Cristhian Téllez. Y en esto hay que agregar que estaba mi inquietud de que para completar el cuadro, debía haber un elemento provocador que podría ser una persona curtida en estas lides y si era mujer, mejor. Fue así que invité a mi ex compañera Alejandra del Río, poetisa reconocida y alguien que cuando leía, lo hacía con pasión y entrega. Y la Ale aceptó gustosa porque la idea le pareció muy estimulante. Había vivido 10 años en Alemania y allá se hacían este tipo de lecturas competitivas con espectáculos masivos. Allá un poeta que se precie de tal, tiene que al menos, recitar de memoria y ponerle algo de intensidad al ya intenso oficio de poeta. Así que se formó un cuarteto de poetas entusiastas y comprometidos, dispuestos a representar su papel en un escenario ambientado como ring de boxeo, en una fría noche de mayo, en la plazuela de la Posada del Corregidor y después de una noche con dos finales muy polémicos, algunos contrincantes supuestamente enojados/as (en un perfecto papel de boxeador/a ofendido/a por la derrota) y un público que venía arrancando de las protestas en contra de Hidroaysén o que no llegó simplemente, porque el guanaco los desvió del camino, nuestro primer evento de presentación fue todo un éxito con 70 personas entre el público, en donde había mucha gente que de otra manera, jamás se habrían acercado a una lectura de poesía.
Los días posteriores han traído varias contradicciones a raíz del “Combo”. Mucha gente se comunicó para felicitarnos por lo novedoso del evento y otros, que no pudieron ir, nos dijeron que sentían no haber estado ahí. Otros nos escribieron diciendo qué hay que hacer para publicar con nosotros porque muchas microeditoriales con las que se han comunicado, ni siquiera les responden. Muchas otras personas nos dejan sus blogs para que “le demos un vistazo”. Otras nos dicen que cómo lo hacen para cooperar en nuestro blog. En fin, muchas preguntas, no obstante, cuando respondemos cuáles son nuestras condiciones, que se resumen a que nos dejen hacer una lectura crítica y hacer las correcciones correspondientes, previo acuerdo con ellos como autores, ya no nos escriben más como si el pecado fuera hacer nuestro trabajo editorial. En otros casos cuando les decimos que estamos empezando a publicar y que por ahora no tenemos recursos, se decepcionan y nos dejan entrever que seguimos la misma onda de los demás (¿?). Otro nos dicen que en otras “editoriales” no intervienen sus textos. Es decir, muchas preguntas que cuando se responden indicando el sentido de nuestra propuesta, se transforman en recriminaciones. Así que viene la reflexión de qué es peor para la gente que quiere publicar: que te digan que los derechos de autor son tuyos pero ganan dinero por el cobro de publicar tu obra, o que te compren los derechos con el pago de solo un 10%, sin pagar porcentaje de venta (o muy poco), o que te digan que para publicar hay que revisar y mejorar el texto y que por el momento, hay que esperar porque no te vamos a cobrar por publicarlo pero tenemos que conseguir los recursos y que además, los derechos siguen siendo tuyos.
En otro frente, decidimos presentar en nuestro blog y en las redes sociales que adoptamos la licencia Creative Commons para todos los contenidos del blog y que esto significa que se pueden citar, mencionando el origen, sin darles un uso comercial y que no se podían usar para nuevas creaciones sin la autorización expresa de nuestros autores y/o nuestra microeditorial. Lo que nos parece interesante de esta licencia es que deja en manos de los autores lo que ellos quieran hacer con su obra, por tanto, nos parece más cercano a lo que debería ser una verdadera defensa de los derechos de autor. Algunos nos han felicitado o agradecido por el dato, pero todavía no hemos encontrado microeditoriales que en su sitio declaren al menos, tener licencia Creative Commons. Tal vez hay desconocimiento, tal vez existan muchas que lo dicen en otros medios o a través de otros formatos, pero si no está en sus portales, no podemos saberlo. En fin, puede haber muchas razones, pero lo que vemos es que Internet pone un nuevo desafío al concepto de derecho de autor y que al menos en los espacios públicos de muchas editoriales, no se dice expresamente qué piensan de este tema. Asimismo, por otro lado, hemos querido unirnos a redes de otras microeditoriales, pero no ha sido posible. Una adujo que no nos aceptaban en su red porque éramos una editorial y ellos eran una red de “escritores y artistas sin fines de lucro”. Respondimos que dicha red dice que tiene una editorial, por tanto si ese era el argumento para rechazarnos, ellos tampoco podrían pertenecer. No tuvimos más respuestas (¿?).
Esta ha sido nuestra búsqueda que en verdad, recién está comenzando. El problema que estamos percibiendo es que con Internet, las personas deben proteger sus derechos de autor. Y esto no es estar en contra de quienes quieren tener acceso libre a las obras. Lo que creemos es que muchos por hacer el papel de puente entre el público y la obra, se benefician más que los propios autores y por eso, nos gustaría ver más declaraciones en los sitios de las editoriales o que al menos, den una señal clara. De este modo, lo que realmente nos gustaría es que el artículo 27 de la DUDH se viva plenamente y que todas las personas tengan el derecho a disfrutar de las obras y que los autores puedan recibir los beneficios que les corresponden por hacer ese aporte a la comunidad. ¿Es mucho pedir?
* Lorena Leiva es Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica, Universidad de Chile. Docente, autora, editora. Forma parte del equipo de Crisálida Ediciones.
1 Organización de Naciones Unidas: Declaración Universal de los Derechos Humanos, http://www.un.org/es/documents/udhr/
2 Subercaseaux, Bernardo: “Bicentenario: paisaje cultural y editorial” En: http://www.congresodelalengua.cl/programacion/seccion_iii/subercaseaux_bernardo.htm
3 Idem, op.cit
Buscar un Poema
Búsquedas en sentido
L u i s W e i n s t e i n *
Buscar un poema es ya entrar a la poesía. Es saludar a la distancia a la persona querida y ya la estamos abrazando. Es el borbotear transparente del día cuando balbucea en la aurora. Es la constancia de lo humano en la primera sonrisa del niño.
Buscar un poema es anticipar el hallazgo de aquel centro alto y oculto cuya circunferencia lo ha perdido y por eso brilla hasta enceguecer. Ese lugar que por ahora, para intentar entendernos, llamamos la fe.
La poesía es aquella revelación, fulgurante, donde siempre está naciendo un azul, donde el sol asume su lado pudoroso y el tú se recupera de su ausencia de siempre.
Cuando nos llama la poesía nos conduce a buscarla entre las lianas encendidas del crepúsculo, en la mirada sabia de las altas montañas, en los ojos llorosos del alma cuando el otro ve desnudos nuestros sueños, sumergidos en los mares de palabras hasta encontrar poema, goteando fe.
* Luis Weinstein, Poeta, ensayista, educador comunitario, médico especializado en salud mental.
¿Puede Chile virar a un nacionalismo fraterno?
Búsquedas en comprensión
E s t e b a n T e o V a l e n z u e l a * Cuadro de Xul Solar. http://www.literaberinto.com/pintura/xul/XulSolar4.jpg
Me casé en una capilla de Macul con la canción de John Lenon Imagine, donde el Beatle ensueña un mundo sin fronteras. Participé de la Pastoral Juvenil donde cantábamos que no te importe la raza ni el color de la piel. Somos de los que optamos, en nuestra búsqueda, ser generaciónY, aquélla que puede ser muy chileno y pro Bolivia, aquélla que evoca a Neruda y llora a Sábato, la que le gusta el vino pero prefiere el pisco sour peruano, aquélla que no tema un país plurinacional con un vicepresidente mapuche y con regiones con presidentes electos. Somos los que buscamos un nacionalismo cosmopolita, amable y fraterno para un nuevo metarelato de Chile. La ironía de Neruda la comparto: “Patria, palabra triste como termómetro o ascensor”. Sé que soy muy chileno, pero quiero ese Chile que no tema a los mapuches, como dice Elicura Chihuailaf, que dé autonomía a regiones y a la Isla de Pascua, que quiera ser un ejemplo de cooperación y fraternidad en América Latina.
Es viable re-crear un nacionalismo fraterno en América Latina, dialógico e incluyente, tomando las lecciones desde Europa. El Bicentenario de la mayoría de las repúblicas latinoamericanas fue un tiempo fecundo para dialogar sobre el nacionalismo, aceptarlo como realidad y entender que la “integración” no es un sustituto del mismo, como a veces suena en cierta retórica bolivariana. El sociólogo Ulrich Beck lo ha dicho en el caso de Europa; su nuevo constitucionalismo y la manera de pensar con “y” (integradora) en vez de la “o” (excluyente), ha permitido que un bávaro se sienta igualmente alemán y europeo, o que un catalán acepte la selección española y se defina como un mediterráneo europeísta. Es la inevitable búsqueda humana de identidad y de un nosotros; por lo cual hay que transformar aquellos nacionalismo cerrados y agresivos con miedo al otro y actitudes fetichistas, como el propio caso de Chile que se encierra en su mito de ser los ingleses de América, una isla distinta a los otros, temeroso de dar poder a sus regiones y de reconocer potestades a los mapuches, así como abrirse a una mayor fraternidad con peruanos y bolivianos, como sí lo ha ido alcanzado con Argentina. País dual, ya que por otra parte, el aporte de extranjeros es esencial en su historia, recibe crecientemente emigrantes y sus nuevas generaciones quieren practicar la solidaridad interamericana
Los chilenos son conocidos por ser nacionalistas en su dualidad; seña de identidad para ser parte de un nosotros, y riego de agresividad y diferenciación con los otros. Así está la bella expresión utópica de su himno, Chile como copia feliz del edén, al más controvertido lema de su escudo acompañado de un huemul y un cóndor: por la razón o la fuerza. A Gabriela Mistral le atemorizaba y sugirió ser menos cóndor y más huemul (1925), con adoración por el manso ciervo de los bosques del sur. Mis hijos, en cambio, casi un siglo después, se molestaron en su colegio en Guatemala cuando escucharon el himno local con la frase de que el quetzal vuele más alto que el cóndor (del sur) y el águila real (del norte). El escudo chileno y el himno guatemalteco no son más que hijos de la fuerte construcción nacionalista en todo el planeta en el siglo XIX. Neruda, que amó profundamente a Chile, a veces se irritaba (sufrió el exilio) y decía con sarcasmo patria, palabra triste, como termómetro o ascensor. Los escritores Jorge Edwards y Mario Vargas Llosa la han citado como una sabia ironía.
Chile ha tenido sus méritos de democracia estable y redes sociales para los más pobres, temprana institucionalización y baja corrupción, pero a su vez una historia con episodios duros de violencia, desigualdades sociales y centralismo, en la línea de muchos países del Continente. Pero no todos tienen un juicio equilibrado de su historia, y durante el siglo XIX se encubó un peligroso relato de la singularidad chilena, llevado al paroxismo por Nicolás Palacios que inventa nada menos que Raza Chilena (1904) con esos peligrosos tintes de superioridad. El historiador de la cultura chilena, Hernán Godoy, expresa que la tesis central es que "el roto chileno (hombre de pueblo) constituye una entidad racial perfectamente definida; como mestizo, de godo y araucano, ambos de psicología patriarcal, lo que representa el valor humano superior”.
Primero fue el verbo, comienza el Evangelio de San Juan, y en la narrativa nacional chilena, se enseña la primera descripción de los chilenos con una épica militante en el texto de La Araucana del cronista Alonso de Ercilla: “Chile, fértil provincia y señalada en la región antártica famosa, de remotas naciones respetada por fuerte, principal y poderosa; la gente que produce es tan granada, tan soberbia; gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida”.
Tomando en cuenta este libro del Génesis del ser nacional, no es raro que los chilenos sean educados en un nacionalismo “algo” cerrado, marcado por la singularidad y superioridad. En mi caso tuve la suerte de conocer tempranamente a historiadores críticos y supe que nuestros ancestros del valle de Rancagua, los promaucaes, no sólo fueron malos guerreros y algo relajados en exceso, sino que además tuvieron el pecado del mestizaje, ya que los incas llegaron hasta el río Maule a fines del siglo XV, dejaron el Pucará de La Compañía, decenas de localidades y palabras, los misteriosos siete soles de Malloa y, por cierto, mezcla social. Así es la poco “pura” descripción de Jerónimo de Vivar de los hombres de mi tierra, mezcla de picunches (mapuches del norte) e incas: “Esta provincia de los promaucaes que comienza de siete leguas de la ciudad de Santiago, que es una angostura, aquí llegaron los incas cuando vinieron a conquistar esta tierra, y de aquí adelante no pasaron… Adoran al sol y a las nieves porque les da agua para regar sus sementeras, aunque no son muy grandes labradores. Es gente holgazana y grandes comedores... sembraban muy poco, y se sustentaban el más tiempo de raíces de una manera de cebolla... Visto los Incas su manera de vivir los llaman Promaucaes que quiere decir lobos monteses”.
Discursos contradictorios, prácticas heterodoxas, pieles mezcladas en el país donde se impuso en su paranoia geopolí-tica, fundada en un siglo y medio de pleitos limítrofes, un relato de Chile homogéneo, donde en Arica había que bailar cueca para que las danzas aymarás fueran secundarias, y en la Patagonia había que tener cuidado con los ché, lo que además hacía imposible el sueño de dar autonomía a las regiones porque podían ser infiltradas o tener tendencias secesionistas, como el caso de Magallanes. Esta tradición nacionalista liberal chilena se acrecentó con el régimen portaliano centralista del siglo XIX y con la dictadura de Pinochet y sus actos cívico-militares, exaltando la guerra interna y externa, y nuevos mitos, como aquel del Ejército jamás vencido.
Así ha sido Chile con su singularidad fascinante y peligrosa, ámbito de disputas políticas por el sentido cultural del mismo; la Democracia Cristiana hizo la Marcha de la Patria Joven con reforma agraria y chilenización del cobre, la izquierda animó la Nueva Canción Chilena con Violeta Parra y Víctor Jara para acompañar la vía chilena al socialismo con empanadas y vino tinto, y la derecha con los militares defendieron la segunda independencia nacional liberándola del marxismo para reencontrarla con el ser nacional. Todos por el Chile a su modelo, y el país se convirtió en una Nación de enemigos, como tituló un libro el politólogo chileno-norteamericano Arturo Valenzuela; el saldo de los proyectos fundacionales de Chile. La nueva democracia, con los dolores del quiebre democrático, ha inaugurado una etapa de consensos, en que, sin embargo, sigue pendiente terminar con el miedo a los otros, tanto internos (mapuches, regiones) como externos (el vecindario, Perú y Bolivia, sobre todo).
El problema del nacionalismo cerrado no es sólo chileno, se repite en el continente con diversas complejidades y un dato ineludible: los pasos de integración fracasan en el incumplimiento de convenios porque ningún país quiere delegar niveles de soberanía para contar con una autoridad que vele por el cumplimiento y tenga poder sancionatorio (lo básico del éxito de la Unión Europea). Así se da la paradoja: Europa que vivió dos guerras terribles es ejemplo de integración y mayor cooperación estructural (los fondos de apoyo a regiones rezagadas, moneda común, políticas sociales), mientras el continente Americano, casi sin guerras en el siglo XX (el Chaco y otros conatos, aunque con mucha guerra a los enemigos internos producto de la Guerra Fría y la Doctrina de Seguridad Nacional), permanece sin dar pasos significativos, aunque en la retórica se vuelve a anunciar una comunidad de naciones.
Decidimos romper la antinomia nacionalismo o integración. En el siglo que viene hay que apoyar un nacionalismo abierto y una integración pragmática, que permita fundar las nuevas prácticas, el fin de fronteras, las ciudadanías mixtas, los convenios universitarios, el camino hacia la utopía concreta de la fraternidad. Hay que leer desde el nacionalismo y aquí está el viaje que hicimos, para comprender, aceptar y así transformar… Pero aquí estamos, con sueños de fraternidad universal en culturas nacionalistas, que podemos amabilizar.
* Esteban Teo Valenzuela, Máster en desarrollo, escritor, desde Guatemala.
miércoles, 6 de julio de 2011
Búsquedas en poesía
Si acaso
Luis Concha Henríquez
(A Pingüinos y acompañantes en 2011)
Si acaso no llegas
si acaso no vuelves
si acaso has querido
si acaso te quieren
y estás como aguja
en paño silvestre
sin zurcir un nido
sin hilo en tu vientre.
Ocupa tu espacio,
íntimo, perfecto,
allí donde nadie
beberá tu arroyo
ni hará sana envidia.
Defiende tu vida
y ocupa la silla
que te pertenece.
amando el retrato
de tus cicatrices.
Eres lo que hiciste.
Que no hay cuesta abajo
sigue cuesta arriba
salvando los charcos
y perros ajenos.
Que llegó el momento
de tus serpentinas
del clavel mojado
a lágrima viva
tras tanto combate.
Si acaso esperaste
ya tienes la calma
el sosiego intacto
el placer del alma.
Hoy vas de regreso.
Quemaste tu incienso
si acaso despiertas
si acaso fue un sueño
ya no hay cuartelero
Hay horas de azúcar
si acaso hay trayecto.
En esa búsqueda, démosle una oportunidad al amor: dejémosle asomarse, como dijo Erick Lewin.
Diálogo
Alejandro Illanes Mora
-Escuchemos el silencio al morir el día
-No puedo
-¿Por qué?
-Sólo oigo mi corazón
-Veo brillar tus labios
con el reflejo de las primeras estrellas
-¡Que bello! ¿Y tú?
-Cierro los ojos y oigo
-¿Qué oyes?
-Oigo el sonido musical de tu voz
que me hace vibrar el alma
y con ello veo tu sonrisa
-No sé si sonrío o lloro,
la felicidad me llega
con humedad en los ojos,
como un rocío del alba,
y no veo, ni oigo
-Déjame rozar tu pelo
con mi cara calva
para levantar tu aroma
y me embriague el alma.
Apoya tu cabeza en mi hombro
para respirar tu aliento
que ya me sabe a malva
-El día se va y la noche llega
dejemos este parque y vamos andando,
de las manos tomados,
y caminar como antes, cantando…
* Las Condes, Santiago de Chile, 20/05/2011.
Reconexión con espacios nutricios para nuestro Ser
Búsquedas en creatividad y actos poéticos
M a n e C a r r a s c o *
Cada día las mañanas se han convertido más frías, y la mirada observadora de las personas, espejean nuestro interior para preguntarnos qué pasa con nuestros adentros en estos tiempos gélidos y sin sol; agudizamos nuestra visión y examinamos qué hacemos día a día para vitalizarnos y tan simplemente, alegrar nuestra existencia.
Abrimos los ojos y sentimos la necesidad de cambio, todos y todas queremos algo diferente; y lo buscamos afuera, en lo que quiero comer, en lo que quiero comprar, en lo que me voy a poner; todo comienza a perder fuerza y motivación.
Esta sociedad capitalista nos exprime, nos deja sin aire, sin matiz y fuerza para colorear, cantar canciones, para nuevas invenciones, y ahí nos llenamos de una mirada exigente esperando un cambio en los otros, y el desafío es para cada uno.
¿Dónde está el ser creativo, amoroso, que llevamos dentro…?; el tiempo y el trabajo nos agobia y consume, nos hemos convertido en seres sin alma, robotizados en búsqueda de metas que muchas veces no queremos ni compartimos; ¿dónde está la sorpresa… dónde está la magia…donde está el descubrimiento y el encanto de lo simple?. ¿Y dónde quedaron los pequeños grandes actos poéticos que vitalizan el alma y el corazón…?, hay tantas pequeñas cosas simples….
Regalar globos morado rosa.
Compartir un dulce chocolate caliente para el alma y el corazón.
Ir a una plaza y llevar lápices tornasoles para que los niños dibujen sonrisas multicolores.
Honrar la existencia, abrazar lo simple.
Despertar nuestro niño creativo.
Regalar almohaditas de lavanda para dormir una placentera noche.
Acariciar los pies de tus hijos.
Escribir historias y contar cuentos.
Observar las libélulas danzar por la noche.
El cambio viene de nuestro profundo ser, de cómo observamos la vida y del valor que damos a cada cosa. ¡Somos creadores, escultores de nuestra existencia!!!!
De ahí surge la interrogante, de cuánto nos permitimos nosotros mismos para el cambio; y la invitación es al compromiso, ha cuánto me permito…
Me permito cambiar ropajes que sean reflejo de lo que soy, conectada con mi intuición, con mi creatividad, con un hermoso equilibrio en el dar y recibir en todos los ámbitos de la Vida! Me permito viajar, desconectarme de la vorágine y darme tiempo para respirar profundo!!!! Me permito jugar, abrazar, reconocer mis lados más escondidos, dando rienda suelta con total confianza a mi eros, feminidad, encanto, alegría y espontaneidad. Me escucho, me doy espacios nutricios, de paz y tranquilidad, disfruto del abrazo tierno y apasionado, completo, fuerte, compañero, convencido, espontáneo, lleno de sentimiento! Me permito Amar, me permito disfrutar del Amor!
Hoy te entrego mi sonrisa amistosa, llena de luz y calor para este invierno.
* Mane Carrasco Cautivo –observadora de la vida– disfruta escribiendo relatos y del vibrar con los bellos sonidos que se hacen canción. Creadora textil con fibras y lanas de colores.
“Pare de sufrir”
El laberinto de las mujeres
Búsquedas en conciencia
Búsquedas en conciencia
C a r m e n L u c y O b r e q u e M o r a l e s *
Me ubico en la soledad de un desierto, de un Borges ciego y viejo. En el laberinto de la desolación. Doy vueltas y la nada se manifiesta en arena y cielo, los vericuetos de lo no asido. Me creo parte del todo pero el desierto me escupe. No hay soledad más sola que la destreza a que me obliga esta tristeza de sed y hambruna, esta hambre de pura pena, del llanto húmedo del desierto de mi ojo, sin pestañas y sin ojo.
Una niña se aparece. Me habla, me toma de la mano una y otra vez. Yo, borracha, la empujo, la evado, me río de su ternura. La niña molesta construye palacios de arena y me cuenta una historia de otras niñas que reían en otros desiertos. Me dice que es un problema de ausencia. Las mujeres no deben estar solas, nacieron para parir, para llenarse de hijos. Le grito desde mi entraña seca, que él ha muerto. Me grita de su alma blanda que la espera pierde, que sólo confíe, que la cosas pasan, que no hay que andar llorando.
Mastico enfurruñada palabras y bichos. La miro de reojo. Es un punto de niña, pequeña y delgada. Me pregunto ¿Qué estoy haciendo?
Me siento a pierna abierta, sola con la niña. No peleo más.
Tomo a mi niña y camino al oasis certero de mi fe más ciega. En la entrada un letrero gigante dice: “Pare de Sufrir”.
Terremotos y erupciones volcánicas
Búsquedas en comprensión
M ó n i c a O l i v a *
Nuevamente tenemos una catástrofe climática con la erupción del volcán Puyehue. Más allá de la simple intuición que la pachamama responde a los daños, hay que avanzar a las causas hondas en relación a la vida del hombre. El terremoto o la erupción volcánica tienen causas físicas, pero ¿cuál es la relación de la tierra con la vida del ser humano? ¿Tiene relación el organismo de la tierra con su vida interior como causa y efecto?
Los seres humanos tenemos un cuerpo y también una vida interior. Intuimos que la tierra es un organismo vivo: hay que ser ciego para no ver que el crecimiento de las plantas depende del sol y que la vida no proviene de la tierra. Vemos que en ella todo cae hacia su centro y que las plantas se elevan con fuerza opuesta. Pero no captamos la conciencia de los animales y la autoconciencia del hombre en el organismo de la tierra. ¿Cuál es y de dónde proviene la vida interior que anima a la tierra?
La existencia de seres no perceptibles a los sentidos físicos, cuya vida interior tiene efectos sensibles, es considerada por algunos como un espiritualismo infundado. Antes, la necesidad de conocimiento se satisfacía en ámbitos más inconscientes. El pensar se ha ido fortaleciendo en la evolución. Decir que la voluntad humana -la fuerza que impulsa a la acción- guarda relación con la voluntad de la tierra puede ser discutible. Hay que entender de qué se trata la voluntad humana, a diferencia de las otras facultades –el pensamiento y el sentimiento– y de qué se trata la voluntad de la tierra, que sin duda existe como capacidad de acción.
Según Rudolf Steiner, la tierra se constituye por nueve capas, de las cuales sólo se conoce la corteza mineral1. Vamos a citar solamente cuál es el contenido de algunos de esos círculos alrededor de su punto central. La geometría proyectiva, luego de Einstein, se funda en la comprensión del espacio en movimiento en el tiempo. Entendemos el punto porque creemos percibirlo, sin embargo todo punto de materia es infinito. La tierra manifiesta una fuerza de carácter gravitacional que atrae todo hacia sí. Otra fuerza proviene de un centro también infinito que se manifiesta en la fuerza que levanta la vida, en las plantas, los animales y los hombres. La geometría proyectiva se asienta sobre esta polaridad.
El ser humano tiene tres sistemas orgánicos. La cabeza y el sistema neurosensorial, el tórax y los sistemas respiratorio y circulatorio y el abdomen, el sistema metabólico y los miembros motores. La cabeza es una esfera limitada, un punto aparentemente acabado en sí mismo como algo material; el tórax es una esfera incompleta en la que el corazón se abre hacia el universo; y los miembros son radios de una esfera invisible con centro en el infinito. Las facultades psíquicas asentadas en estos sistemas, tienen las mismas cualidades. En nuestra mente podemos tener conciencia de las representaciones y los pensamientos; en nuestros sentimientos ya no somos tan conscientes, no los podemos controlar totalmente, sino que tenemos una conciencia similar a la conciencia del sueño. En la voluntad tenemos una conciencia de sueño profundo, podemos saber de los motivos pero no de la esencia del movimiento de una pierna o de la digestión. Vamos al parque por un motivo consciente, y acontece otra cosa de lo planificado, una caída, y no sabemos de qué manera ese hecho está ligado con nosotros. La idea de que nuestros miembros nos conectan con el infinito de nuestro yo y que inconscientemente nos traen lo que nosotros mismos nos hemos preparado, es la base de la comprensión del karma.
La sociedad occidental es una sociedad de acción y no contemplativa como la oriental. Hemos caído a la tierra “de cabeza”, en términos bíblicos fuimos tentados con el conocimiento y desarrollamos la facultad de espejear al universo en nuestro cerebro en imágenes. Pensar nos permite elegir entre el bien y el mal, sobre lo que se funda nuestra libertad. Si viviéramos insertos en las fuerzas del bien y del mal sin pensarlas, no podríamos elegir a quién servir. La formación de imágenes mentales nos permite individualizarnos y tener motivos de acción propios. La inteligencia –y el riesgo de su doble filo– tiene un sentido evolutivo y el hombre, a diferencia del animal, que capta las fuerzas vivas y actúa en base a su naturaleza, conlleva riesgo de corrupción. Nuestra capacidad se relaciona con la ética, y ya no valen la imposición o la tradición. En tanto la capacidad pensante se ha intensificado, el sentimiento y la voluntad también han evolucionado, y hoy el hombre necesita despertar a la semi-conciencia de los sentimientos y a la inconsciencia que rige la acción.
Estar despiertos en el pensamiento no es algo espontáneo sino una conquista. Si lo entendemos como el acto de poner volitivamente contenidos en la conciencia, vemos que ella está disturbada por representaciones basadas en nuestra experiencia personal. No se presentan con el concurso de nuestra voluntad, sino como un vaivén estimulado desde afuera. Esto es la base del stress moderno e incluso del control de las conciencias. Hemos puesto en escena dos conceptos, el pensamiento y la voluntad, y planteado los disturbios que hoy nos aquejan. La materia guarda relación con el momento en el que nos hicimos inteligentes -la tentación- y nuestro pensar se asentó en el cerebro para la formación de imágenes. En términos bíblicos fuimos expulsados del paraíso y nos relacionamos con la dualidad del mal2. Nos hicimos un cuerpo material al igual que la tierra, que también se solidificó.
Steiner explica el contenido de las capas terrestres, inaccesibles a los sentidos y a la tecnología moderna. La tierra, en tanto material, es el dominio del demonio, su voluntad se aloja en su recóndito interior, y la tarea del hombre es calmar su voluntad violenta esforzándose por llevar a la conciencia las fuerzas de su ciega voluntad egoísta, transformándolas en la formación de la comunidad humana. El estrato más profundo de la tierra es descrito por Steiner como aquel “compuesto por una substancia dotada de acción moral, opuesta a la que debe desarrollarse en la tierra porque su esencia, su fuerza inherente, es la separatividad, la discordia y el odio. (…) El trabajo del hombre para establecer la fraternidad sobre la tierra disminuye el poder de esta esfera. La fuerza del amor transformará y espiritualizará gradualmente el cuerpo de la tierra” 3. La voluntad humana se relaciona con los movimientos que agitan la tierra: “la fuerza creciente de la evolución es la única alquimia que puede transformar poco a poco el alma de la tierra” 4.
En la cultura occidental hacemos, no falta la acción. Pero no pensamos a tono con la necesidad de la evolución, sino que, en aras de satisfacer el ego, hace siglos que hacemos inconscientemente sin pensar en las consecuencias. Esto se acusa en el sistema social, y en la transformación del sistema económico en un sistema financiero, en el que ya no se busca satisfacer las necesidades corporales como en una economía sana, sino multiplicar el dinero, en base al concepto tergiversado de crédito. La voluntad humana se ha escapado de control y es regida por las fuerzas de la sub-naturaleza tecnológica.
Al accionar la voluntad, movilizamos la fuerza vital en dirección hacia la fuerza gravitacional. Para pensar tenemos que movilizar la fuerza vital en la dirección que la fuerza del sol eleva a las plantas. En la cabeza podemos despertar, para lo que hay que sobreponerse a la idea de la frialdad del pensamiento. Somos expertos en el hacer basado en nuestras representaciones, pero débiles en un pensar que no sea sólo hilar representaciones. No se trata de transformarse en una cabeza sino de controlar la representación intelectual que se nos insufla desde afuera, siendo capaces de crear las condiciones contemplativas, el puente que nos permita aplicar la misma actitud hacia la naturaleza. Esto requiere de nuestra voluntad consciente, y en la contemplación de nuestro pensar podemos tener atisbos de la unidad.
El 6º estrato es un círculo de fuego “(…) compuesto de pura voluntad en constante movimiento, disparada incesantemente por impulsiones y pasiones, un verdadero receptáculo de fuerzas volitivas” 5. Las fuerzas telúricas fueron activadas por la corrupción en diversas ocasiones. Las mitologías reconocen la destrucción la Lemuria en el fuego, de cuya existencia quedan el anillo de fuego del Pacífico, y la inundación que sumergió a la antigua Atlántida. “Todos los estratos concéntricos se comunican entre sí por rayos que unen el centro de la tierra con su superficie. En el círculo periférico, en el seno de la tierra firme, se encuentran numerosos espacios subterráneos que comunican con el 6º estrato del fuego. El elemento de la tierra ígnea se encuentra en estrecha afinidad con la voluntad humana” 6. Este estrato se ha hundido más hacia el centro de la tierra en la evolución, pero sus fuerzas pueden ser activadas cuando la voluntad humana es malvada, así como pueden ser apaciguadas cuando se despojan del egoísmo.
El orden social propuesto por Steiner depende de la transformación individual y no de sistemas exteriores. Plantea tres ámbitos de actividad -cultura, política y economía- que tendrían que colaborar independientemente entre sí, de la misma manera que tenemos que pensar sin mezclar nuestras emociones e intereses. Sólo así cada ámbito puede regirse por su ideal, la libertad en la cultura, la igualdad en la política y la fraternidad en la economía.
Relacionémoslos con las tres facultades: la cultura con el pensar, la política con el sentir y la economía con el hacer. La cultura es la búsqueda moral en uno mismo, la política se hace en la organización social, y la economía nos relaciona con el mundo material de los recursos. La voluntad de cubrir nuestras necesidades nos une legítimamente con el animal, con el riesgo de corrupción que tenemos en el uso de la libertad. Steiner dice al respecto de la reencarnación: “En épocas catastróficas se encarnan voluntariamente almas materialistas atraídas simpáticamente por los fenómenos volcánicos, así como por las convulsiones de la tierra. Estos nacimientos pueden a su vez, provocar nuevos cataclismos, ya que, recíprocamente, las almas malvadas tienen una influencia excitante sobre el fuego terrestre” 7. La idea del alma maligna de la tierra alude a que la materialidad de hombre y tierra es una etapa evolutiva en los eones de los tiempos. El ser humano es un ser espiritual en ascenso libre y consciente hacia el mundo espiritual, y el fin último de ese proceso de espiritualizar la tierra a través del intelecto, es la redención del mal.
La economía es el aspecto polar de la cultura. Hoy ha despertado el homus economicus, ya que la capacidad del pensamiento se ha intensificado y surge la necesidad de despertar a la inconsciencia de la voluntad, que en la sociedad corresponde a la economía. La crisis actual es síntoma de la necesidad de entender las fuerzas de la economía. La economía ha engullido a la política y las finanzas a ambas; y el estado implementa la cultura sin permitir el despliegue de la libertad, imponiendo sistemas educativos y de salud.
* Mónica Oliva, Arquitecta. MA en Ciencias Políticas. Historiadora, filósofa, teóloga, economista, escritora, etc. Da clases y conferencias. Confía en el intelecto como puente hacia el espíritu.
1 Rudolf Steiner – Conferencia: Terremotos, volcanes y la voluntad humana – París – Diciembre de 1906 – Traducción de Eduardo Schuré -
2 La dualidad del mal es uno de los principales aportes de la cosmovisión de Steiner.
3 Ibíd.
4 Ibíd.
5 Ibíd.
6 Ibíd.
7 Ibíd.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)